Teoría del sacrificio
Crítica a las
tendencias destructivas de la sociedad
Seminario: agosto 2005 – enero 2006
Facultad de Filosofía
y Letras, UNAM
La fe, el pensamiento,
la lógica, la comunicación y todas las relaciones sociales emergen de un culto de sacrificio. Los sacrificios son el fundamento
de toda asociación humana. Ninguna sociedad puede renunciar a ellos. Son universales porque toda organización social necesariamente
pone límites a la libertad de sus miembros y reclama sacrificios. Ya sea en formas prehistóricas de comunidad, en simples
estructuras tribales o en las formas de reproducción de las sociedades modernas, el sacrificio siempre se encuentra en el
centro del mundo de las ideas y de la praxis social. El sacrificio es el punto de partida de los mitos y los cultos que piden
sacrificios como garantías para la cohesión y la reproducción de una comunidad.
El sacrificio
no desaparece cuando se sustituye por otro, tampoco cuando la variedad de sustitutos finalmente diluye la presencia del sacrificio
como tal. Aún en la protesta contra la obligatoriedad del sacrificio, en la rebelión contra las leyes restrictivas, el sacrificio
permanece como centro de gravitación alrededor del cual giran tanto la comunidad como la sociedad. El sacrificio también se
ofrece cuando una sociedad racional basada en el intercambio aparentemente se desprende de él, o cuando la productividad,
el trabajo creativo y el consumo vinculados al placer parecen liberar a los seres humanos del sacrificio.
La fuerza de cohesión
que une a la sociedad sale del culto al sacrificio. A cambio del sacrificio, el culto unifica y simultáneamente provoca la
protesta y resistencia de los miembros de una comunidad o sociedad contra las restricciones que impone. Este conflicto de
ambivalencia entre la obligatoriedad del sacrificio y los intentos de anular sus preceptos, que en realidad son prohibiciones,
es el motor del proceso civilizatorio. Cualquier intento de liberación del sacrificio supone una conciencia del mismo. Los
productos de la naturaleza exterior y de la sociedad están en relación directa con los sacrificios que se reclaman de la naturaleza
del hombre mismo. Este es un proceso de domesticación al cual ninguna formación comunitaria puede renunciar.
En los rituales
del culto al sacrificio se representa la relación de la sociedad con la naturaleza como una relación con la naturaleza mediada
por la sociedad. La ceremonia, el altar, el sacrificio, los dones y contradones para apaciguar o evocar a los espíritus malignos
o a los dioses y para pedirles o forzarlos a dar beneficios, articulan las leyes del sacrificio y las normas morales bajo
las cuales los seres humanos se reúnen en comunidad. Igualmente, todos los cultos del sacrificio sirven para superar el miedo
a la indómita naturaleza, que aun domesticada, oprimida y en parte destruida por el mismo culto, sigue generando miedo a su
venganza. Como principio, la venganza encarna la cara sangrienta de la abstracción del sacrificio do ut des. Ella
domina hasta hoy todas las formaciones sociales cuyas fronteras coinciden con los linderos sociales y territoriales de la
respectiva comunidad.
Este conflicto se presenta en la sociedad como “tensión
entre los sexos”, lo cual se refiere no solamente al conflicto de los sexos entre sí, a la sumisión de las mujeres a
un principio masculino y su lucha por liberarse de la dominación masculina, sino también a una relación erótica entre ellos.
De su respectiva atracción sale toda la riqueza de nuestra cultura. Sin sacrificio y sin los permanentes esfuerzos de su superación,
la especie estaría viviendo todavía como los changos en la selva.
En el nivel psíquico,
el sacrificio corresponde al sacrificio de los deseos pulsionales de los seres humanos. Sigmund Freud, en su “mito científico”
del complejo de Edipo, ha demostrado en qué relación económica pulsional se ubica la cultura frente a la naturaleza y cuál
es la fuerza impulsora del conflicto de ambivalencia de esta relación: una pulsión que continuamente es tabuizada, oprimida,
pero no destruida, y que por ello siempre busca, una y otra vez, su satisfacción. El deseo del incesto y el tabú del mismo
determinan toda la historia de las formas de asociación del homo sapiens.
Por qué el tabú del
incesto ha acompañado constantemente a todas las formas de asociación de los seres humanos a lo largo de la historia de la
especie humana como constante y por qué el proceso del sacrificio, al menos en las altas culturas, emergió del sacrificio
humano, sobre esto tan sólo se puede especular, ya que cualquier explicación racional acerca de la utilidad del tabú del incesto
o de la conveniencia de este u otro sacrificio siempre ha surgido de la propia lógica del sacrificio. No hay ninguna experiencia
que permita un punto de vista fuera de este contexto. Las sensaciones, los pensamientos y las lenguas son productos de relaciones
de sacrificio. El hombre es un preso de su propio proceso de socialización, aunque pueda reflexionar sobre ello y buscar una
salida. Pero, como se observa en la historia del sacrificio, las sociedades pueden encontrar y, en escasos momentos, han encontrado
formas de equilibrio para liberarse parcialmente del sacrificio.
Todo el complejo del
culto del sacrificio, la necesidad del sacrificio en el teatro, el baile alrededor del sacrificio, el agon como
domesticación física y social de los miembros de una comunidad, el sacrificio mismo, el papel de las herramientas para la
matanza ritual, el desarrollo del dinero, el mercado y el cambio monetario y mercantil que se llevan a cabo a un lado o enfrente
de los templos donde se celebran los sacrificios, forman el punto central alrededor del cual gira el desarrollo de las culturas.
Lo que en la sociedad actual aparece sin una reconocible relación con el culto del sacrificio es también de origen sacro,
proviene de relaciones de sacrificio. La religión, la filosofía, la lógica, la lengua, la música, el arte y la técnica proceden
de la praxis del sacrificio; al igual que la medida y el peso con los cuales se determina la ración de la cena de sacrificio
que le corresponde a cada quien; al igual que la justicia, como justa retribución, y la división del tiempo en el calendario
del sacrificio. Toda racionalización que eleve el sacrificio a un contexto de utilidad o a abstracciones del sacrificio como
cambio, medida, tiempo, etcétera, que lo eleve a un rango independiente del sacrificio como hecho natural, solamente reprime
de la conciencia el complejo del sacrificio pero no lo suprime en la realidad social.
El seminario
consta de dos partes:
I. El estudio de los textos relevantes de la
teoría del sacrificio, basado en la teoría crítica y el psicoanálisis de Sigmund Freud y sus seguidores, y
II. el análisis de expresiones culturales: productos
literarios, del arte, de la música y del cine respecto al sacrificio.
- Individuo y comunidad.
(Desde la teoría del psicoanálisis)
a) Los fundamentos de la asociación social:
el tabu del incesto y sus consecuencias.
b) El analisis de un conflicto:
la tensión de los sexos.
c) Producción de la cultura:
sublimación de los deseos pulsionales o su represión
- Economía del sacrificio.
(Desde la antropología crítica)
- Formas de asociación
social.
(Desde la crítica de la filosofía política)
a) Comunidad o sociedad:
una contradicción incompatible
b) La identidad:
un proceso de exclusión
c) La sociedad de masas:
anulación del individuo autónomo
- Teoría crítica.
(Desde los trabajos de la escuela de Frankfurt)
a) Ilustración y contra-ilustración:
el miedo a la libertad
b) Teorías del conflicto:
ambivalencia, dialéctica,
conflicto pulsional
c) La tensión de los sexos:
generadora de la cultura
- La globalización
económica y cultural.
(Desde la crítica al fenómeno global de sacrificio)
a) La posmodernidad y el neoliberalismo:
el paraíso capitalista
- Movimientos religioso-políticos actuales.
(Desde la crítica a las
respuestas regresivas)
a) El retorno de la religión, las salidas místicas:
autodefensa o autodestrucción
b) El nuevo etnicismo y folklorismo:
El fracaso de unas propuestas de solución.
II. ANÁLISIS
DE MATERIALES:
De los juegos del Coliseo de Roma al Big brother,
la fiesta brava,
los popstars
y los heroes del show,
las Olimpiadas,
los bailes tribales en la disco,
la televisión
como sustituto de la hoguera del campamento,
la identidad en las reuniones de las masas emocionadas,
películas como
“La pasión de Cristo” y “Metropolis”,
óperas como “Aida”, “Tosca”,
“Moisés y Aron”, y de
una selección de obras de la literatura y del arte
del siglo XX.
(se hará una selección
de acuerdo con los temas del programa)
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