Antropologia Critica
La estructura libidinal del dinero
Home
Foro
Seminario
Bibliografía
Biblioteca
Vínculos y otras fuentes
Horst Kurnitzky

LA ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO


Horst Kurnitzky,

LA ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO,

2ª ed., Siglo XXI, México 1992.

(Traducción de Félix Blanco)

 

6. LA ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

SOBRE EL DINERO Y LAS RELACIONES DE CAMBIO COMO ABSTRACCIONES SACRIFICIALES EN LAS CULTURAS LLAMADAS PRIMITIVAS

 

Predecesor del valor de cambio, el precio de la novia encarna ya en la fase más baja de la reproducción hu mana la relación natural mediada socialmente. Por que allí donde se hallan testimonios de existencia hu mana en la prehistoria, señalan siempre la relación, al parecer inevitable, entre limitación de lo pulsional por el mandato de exogamia y reproducción social. Es ve rosímil que los testimonios prehistóricos no sean sacri ficios que están en relación directa con el precio de la novia sino aquellos que se hallaban en sepulturas y relativos a ceremonias dedicadas a los muertos. Pero también aquí nos encontramos en el sacrificio con la misma relación natural que se expresa en el precio de la novia.

El pago de la novia como sacrificio, expresión de la renuncia al incesto, al comercio sexual con la madre, hermana o hija carnales, o sea al comercio sexual sin reglas, facilita al mismo tiempo una sublimación del instinto que se dirige a la naturaleza exterior, que ro dea a la sociedad; o sea que el impulso dirigido ori ginalmente hacia la madre con intención incestuosa ahora se proyecta sobre la naturaleza como segunda madre (materia). Mediante el sacrificio ligado con esto, que las separa y al mismo tiempo vincula, las personas se juntan por primera vez en sociedad; y en una so ciedad que en todas sus relaciones de producción se siente amenazada por la naturaleza, que en calidad de objeto incestual sublimado y al mismo tiempo re-

[130]

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  131

primido tiene que estar siendo continuamente rechaza da, o sea socializada, para que se pueda vivir de ella. El hombre que paga por la novia al padre político simboliza al hacerlo que renuncia al incesto, del mismo modo que el padre político por la misma renuncia re cibe el precio de la novia, que es pues un producto cultural. La novia por su parte sustituye al objeto pri mario de incesto al convertirse como naturaleza socia lizada en objeto sexual del esposo, o sea asimismo en producto cultural. Que se trata de un proceso de so cialización, no sólo lo muestra el sacrificio, sino tam bién el hecho de que la novia, a consecuencia del im perativo de exogamia, tenga que pertenecer a una gens distinta de la de su esposo, o sea una gens que desde el punto de vista del esposo pertenece a la naturaleza, con la que siempre hay que estar luchando y a la que sólo mediante sacrificios especiales, que des pués es posible aparezcan como convenios, puede so meterse temporalmente, o sea traducir en cultura. Me diante el pago de la novia se constituye el matrimonio como relación sacrificial y al mismo tiempo como un concepto de fecundidad, como posteriormente de pro ductividad, que recorre, racionalizador, toda la historia de la humanidad. Es patente que esto no se refiere sólo a la fecundidad sexual de las personas, sino también a la reproducción de la sociedad humana en su conjun to, en la relación natural de que dan fe los ídolos de la fecundidad que nos han llegado, como por ejem plo la Venus de Willendorf. Siempre hay que hacer los mismos sacrificios, en las sociedades de cazadores primeramente, pero también y de modo especial cuan do se reviste de un significado nuevo para la sociedad el tema del incesto en la cultura agraria, en la etapa de reproducción agraria. Porque en la cultura agra ria, de otra forma que mediante la caza, se invade la naturaleza, que ha sustituido a la madre como secunda materia, y en el proceso de la reproducción será so-

 

 

 

 

132                ESTRUCTURA L1BIDINAL DEL DINERO

cializada, como se expresa en los "misterios" de los

pueblos agricultores.

Para concretar la problemática de la relación natu ral mediada socialmente me referiré ahora con toda intención a una sociedad relativamente cerrada. Se tra ta de los Mbowamb, que habitan en el altiplano cen tral de la Nueva Guinea oriental y sólo llegaron a ser conocidos del público científico en los pasados años treinta. No escojo este ejemplo para traer a colación algo inusitado sino para hacer patentes ciertas estruc turas generales apoyándome en las relaciones sociales entre ellos reinantes.

Los Mbowamb fueron conocidos en 1933; viven en los altos valles, densamente poblados, que rodean al mon te Hagen, en el interior de Nueva Guinea oriental. Se trata de unos cuantos cientos de miles de personas que hablan un viejo lenguaje protoaustronesio, que a veces utilizan objetos cultuales que posiblemente proceden a su vez de una cultura anterior autóctona completamen te desconocida. En 1935-1939 los visitaron los inves tigadores Georg F. Vicedom y Herbert Tischner, quie nes hicieron un estudio detallado de sus relaciones so ciales.[1]

Entre los Mbowamb representan una potencia enorme los objetos de valor predecesores del dinero y revestidos de una función dineraria, que sirven por ejemplo como precio de la novia; encarnan la relación natural media da socialmente.

El estatus social sólo se juzga según sus posesiones, por eso todas las aspiraciones se orientan hacia el acrecenta miento de los objetos de valor. [2]

Estos objetos de valor proceden todos del puerco, que en muchas sociedades, y no sólo en Nueva Guinea, esta en relación causal con el origen del dinero. Es un animal sacrificial primario que ha remplazado el sacri ficio de miembros de la sociedad, por lo general feme-

 

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  133

ninos. Vicedom nos comunica un mito de los Mbowamb en que se trata de la sustitución de la antropofagia, que hace tiempo que ya no practican los Mbowamb y que consideran con aversión.

En este mito,[3] el mayor de dos hermanos se casa con una mujer blanca, con la cual viven ambos her manos. El mayor tiene con ella dos hijos, un muchacho y una muchacha. Pero los dos hermanos tienen además una hermana escondida, y siempre comen con ella en secreto. Hay que añadir aquí que entre los Mbowamb la comida tiene una significación eminentemente sexual y en este caso debe ser indicación de un estado preexogámico.

La mayor ofensa pura una mujer casada es que su esposo desdeñe su comida y se haga atender por otra mujer. Ésta suele ser la causa de la mayoría de las escenas de celos.[4]

Habiendo habido una vez una pelea entre la mujer blanca y su hijo, éste le relató cómo su padre y el hermano de este rechazaban la comida de su madre y la tiraban a la maleza, y mencionó el escondite de su tía con una connotación claramente sexual. Denunció el escondite con estas palabras:

Allá junto a la fosa del excusado, cabe el gran cañaveral, hay un camino. Si se baja por él se llega más abajo a la casa de la mujer.[5]

La mujer blanca de este relato, que ha de representar los antepasados —porque es un cadáver—, tiene visi blemente la misma relación incestuosa con los herma nos que su hermana. Seguramente no exageramos si afir mamos que ella es la madre y aun la abuela de los dos hermanos, y que tienen comercio no sólo con su hermana sino también con su madre y aun con su abuela, con la cual esta casado uno de ellos. La suposición de que ambos hermanos tienen relaciones sexuales con

 

 

 

 

134                ESTRUCTURA L1BIDINAL DEL DINERO

la mujer blanca tampoco es ninguna invención. Es un punto muy debatido entre los Mbowamb el de si sólo el marido o también sus hermanos tienen derecho a su mujer, porque siempre es la parentela o familia la que ha pagado la mujer. Entonces los demás miembros de la familia también reclaman con frecuencia el dere cho de disfrutar de las mujeres de sus hermanos. Esta mujer blanca invita, pues, a los hijos y la hermana de su marido a un banquete en la casa de su propia fa milia, o sea entre los hombres blancos, es decir en el reino de los muertos. Para ir allí tienen que pasar primero el río Ntimi por un puente que está hecho de puros huesos humanos. Aquí tenemos posiblemente una indicación de la antropofagia de los antepasados, a la que deben los productos culturales, como el puente. O acaso sean los mismos antepasados sacrificados los que abren el reino de los muertos.

En este reino de los muertos oyen los hijos cómo dicen los hombres blancos: "—Ahora vamos a comer nos a nuestras hijas." [6] Y efectivamente, la mujer blanca da a uno de ellos la muchacha y dice: "—Te doy la muchachita en pago de una madreperla que me diste." [7] Pero la donación de la madreperla per tenece al sistema de cambio que sustenta la sociedad de los Mbowamb. En su pago es preciso dar siempre puercos. Ahora entendemos que visiblemente el sacri ficio de la muchacha y posiblemente también el sacri ficio humano en general son remplazados por el sa crificio de un puerco. El mito mismo nos da otro indi cio de ese remplazo. Porque cuando el joven y su tía

durmieron juntos y se hizo de día, ambos vieron que los hombres claros mataban a garrotazos a las personas, hombres y mujeres, muchachos y muchachas, como se mata a los puercos, y después los pusieron a cocer [8]

del mismo modo que hoy todavía se sacrifican los puer cos. En las fiestas de moka (que es uno de los impor-

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  135

tantes rituales de intercambio de los Mbowamb) ma tan de igual manera los hombres a garrotazos unos puercos pintados, amarrados a unas estacas, y después los preparan para la comida sacrificial. Pero el relato invierte también, como muchos mitos, la sucesión de los hechos, porque el joven y su tía no son muertos sino que reciben de los hombres claros un puerco, que de ben consumir, para engordar, aunque el concepto de alimentarse y el de engordar sean ya una racionalización del sacrificio. Como era de esperar, este puerco es en tonces asimismo la primera forma del sustituto sacri­ficial. Porque el muchacho y su tía, con ayuda del hombre Me Rum, consiguen huir de los hombres blan cos y volver a la "civilización", donde el héroe Me Rum (la lógica de la historia de la civilización requiere que sea un hombre) recibe por mujer la hermana de los hermanos, y el puerco que dieron los hombres cla ros al muchacho y su tía para que engordaran desem peña ahora el papel del primer sacrificio de un puer co, que a partir de entonces es indispensable en todas las bodas. Los hermanos y el muchacho juntos tratan de matar a la mujer blanca, que sigue entre los vivos ejerciendo su funesta influencia, pero sólo lo consiguen cuando le encuentran el corazón y lo echan al fuego: "Entonces cayó muerta'', se cuenta, porque el corazón es donde radica la vida, según los Mbowamb.1

No es casual que también la conquista del fuego se deba a la muerte de la mujer blanca, como delata el mito en un punto, porque después de su primera muer te aparece por segunda vez en la casa y atiza el fuego.

1 También, como es sabido, para matar verdaderamente a los vampiros de Transilvania hay que hincarles una estaca en el medio del corazón. Sólo así se libraban los campesinos del "espectro". Y los aztecas, para citar otro ejemplo, sacri ficaban asimismo el corazón de prisioneros vivos, con el fin de asegurar su dominio sobre la naturaleza y sobre las tribus que tenían sometidas. El dominio sobre la naturaleza, en toda sociedad existente o histórica, se basa en el sacrificio y pro cede de los sacrificios humanos.

 

 

 

136                ESTRUCTURA L1BIDINAL DEL DINERO

El psicoanálisis nos enseña que es sobre todo en sue ños cuando suelen aparecer imágenes de fuego y agua, y por cierto que en conexión con regresiones uretrales que, así como las regresiones anales, son consecuencia del tabú del incesto y la amenaza de castración, en cierto modo como el precio que cuestan las nuevas relaciones de producción. Tener fuego significa al mis mo tiempo poder apagar el fuego, como interpreta Freud el mito de la lucha de Heracles con la Hidra. El "héroe cultural" de los Mbowamb orina, y los an tropófagos huyen, porque creen que llueve. Y por se­gunda vez sube a un árbol y apaga con su orina todos los fuegos de los antropófagos. Aquí se funda el domi nio sobre la naturaleza en la regresión uretral.

La medida principal de valor para todas las transac ciones sociales es entre los Mbowamb el puerco, pro ducto cultural que se debe a la sexualidad reprimida, encarnada en el sexo femenino: así en suma como el mundo de las cosas se debe a esa represión. El sacri ficio del puerco es ineludible en todos los sacrificios. Por eso desempeña la cría del puerco un papel extraor dinario y si su producción no es suficiente, puede poner en crisis todo el sistema "monetario" y económico de los Mbowamb.

Garantizando el sacrificio del puerco la continuidad de la tribu hacia dentro y hacia fuera —hacia dentro, por confirmar la conservación del imperativo de exo gamia, y hacia fuera, al poner a la comunidad en con diciones de dominar a la naturaleza circundante— y simultáneamente remplazando al sacrificio, verosímil mente anterior, de miembros de la tribu, los Mbowamb tienen con sus puercos una relación como si fueran miembros de la tribu; les ponen nombre y los tratan con el mayor cuidado, para que crezcan y engorden y sean dignos de la comida sacrificial. El robo de un puerco, por ejemplo, equivale a matar a, un miembro de la tribu:

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  137

Si le roban a uno un puerco, se embarra con cenizas y lodo, como en el duelo por un muerto.[9]

Aparte de esto, cuando se descubre al ladrón, éste tie ne que indemnizar al dueño del puerco, exactamente igual que si hubiera muerto en realidad a un miembro de la tribu. Aunque entre los Mbowamb impera la ley del talión, según la cual una muerte se paga con una muerte, hay una posibilidad de compensación ma terial. Porque en esa muerte, por el lado de la natu raleza, que el matador representa ciertamente en ese contexto,2 se ha destruido cultura, o sea se ha matado al mismo tiempo que al difunto a una parte de la tribu, y esto sólo puede compensarse mediante una des­trucción equivalente de naturaleza. Pero como los puer cos criados son también productos de la cultura —tierra nueva, conquistada al mar de la naturaleza circundan te—, una muerte no sólo puede compensarse por otra muerte, sino también con puercos, para volver a tapar el agujero perforado en el dique. La parentela del muerto es la que sufre la pérdida, y para ello están las leyes del pago expiatorio.3

Cuando un hombre ha robado un puerco, el propietario va de acá para allá buscándolo. Dice a los demás: —¡Al guien mató mi puerco! Se lamenta y se cubre de ceniza. Cuando otras personas han visto a alguien robar el puer co, dicen a su dueño: —Ese hombre ha muerto sin razón tu puerco. Entonces va el hombre con sus hermanos

2 El asesinato de un miembro de la propia tribu no puede vengarse sino que se ha de expiar mediante complicados ri tuales de purificación.

3 En alemán Wergeld, de Wer, palabra antigua que signifi caba hombre (vir), y Geld, dinero. Las leyes del pago ex piatorio no significan sino que todos los elementos culturales, entre ellos también los miembros de la sociedad, represen tan un valor, que corresponde a un hombre, definido como cuanto cultural; y así el Wergeld es el valor que corresponde a un hombre y que debe pagarse como el equivalente de su asesinato.

 

 

 

 

138                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

a ver al ladrón y pide una compensación (...). Si quienes mataron al puerco fueron gentes de malas cos tumbres y coléricas, los dueños van y encienden en el camino un fuego (en señal de que los ladrones son cono cidos). Si no reciben ninguna compensación, los dueños van a su casa y toman sus armas; entonces hay guerra. Cuando es gente de poco la que robó el puerco, le sacan los puercos de la casa. Si el ladrón no tiene puercos, lo matan a hachazos y se llevan su mujer.[10]

El puerco es encarnación de la renuncia a lo instintivo y de las pulsiones reprimidas; es posesión como la mu jer, en cuyo precio nupcial entran los puercos. Y -así el puerco está revestido también de toda la emocionalidad patológica que en propiedad corresponde al ob jeto de amor, del que el puerco sólo es sustituto.4 Vicedom informa que una vez los perros del investigador atacaron un puerco de los Mbowamb y lo dejaron bas tante malparado; cuando llegó el dueño, acarició el puerco y dijo:

—¡Ay, mí único puerco! ¡Yo que quería cocerte para los espíritus! ¿Por qué tuviste que huir de tu casa, de tu padre? ¿Por qué corriste, ay, hacia esos airados perros? Yo te alimentaba. ¿Por qué no viniste entonces hacia mí? ¡Ay, mi único puerco! [11]

Se permite empero el robo de un puerco con una condición: cuando se trata de un robo ceremonial,

4 Por eso van a la guerra, al no recibir compensación. Por que la guerra es también encarnación del principio de in tercambio y tiene sus raíces en el mismo potencial de agre sión que impone la competencia. También socializa la natu raleza, al matarla. Es interesante que los Mbowamb, con oca sión de sus festividades de intercambio de bienes, anuncian asimismo una suerte de seguridad pública para la feria, como la que al nacer las ferias europeas era inexcusable y para las guerras imperialistas que había al mismo tiempo —me refiero a las cruzadas, cuando la Iglesia legitimó por primera vez una guerra de agresión— hacía pareja con la paz interior. Esta dialéctica todavía es operante.

 

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  139

como suelen hacer los jóvenes inmediatamente antes de la fiesta de iniciación, en que los varones tienen que ocultarse de la sociedad. Roban los puercos, los matan y se los comen. Pero este ritual no contradice la fun ción antes descrita del sacrificio del puerco, sino que más bien la confirma. Robo e incesto, mencionados ya una vez en conexión con la conquista del fuego, están aquí en la misma relación. El que el Mbowamb está per fectamente convencido de ello lo muestra el hecho de que el comercio carnal no permitido, por ejemplo con la esposa de otro, que el autor mismo no ha pagado (no el incesto), lo consideran robo y como tal lo cas tigan. Siempre nos encontramos con la misma relación natural mediada socialmente: la sexualidad no per mitida, o sea no comprada con el sacrificio de los de seos instintivos primarios, aparece como un peligro su mamente serio para la sociedad porque cuestiona el conjunto de las relaciones de producción basadas en el dominio de la naturaleza.

Anteriormente entre los Mbowamb valía un puerco una madreperla o una caracola, un hacha o una sarta de cauris. Hoy que se ha reducido la cría de puercos y que las conchas y caracolas abundan, estas equiva lencias se han modificado. A pesar de ello, todos esos objetos de valor entran todavía en el precio de la no via, porque todos ellos se relacionan con el mismo sa crificio. Según el valor de una mujer —y éste lo deter mina también, y no es lo menos importante, su clase social (la sociedad de los Mbowamb se divide en ricos y pobres, y los ricos representan asimismo la riqueza social)—, cuesta más o menos puercos, madreperlas, sartas de cauris, etc. Sin pago, el hombre no es amo de la mujer, como dicen los Mbowamb. Y esto se entiende perfectamente, porque la socialización de la naturaleza (mujer) no es posible sin sacrificio (objetos de valor).

Para que la familia entregue a una hija tiene que recibir o bien algo de igual valor, o sea otra mujer, o bien tan-

 

 

 

140                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

tos objetos o piezas de valor como sean necesarios para comprar otra mujer.[I2]

Por eso las mujeres son objetos de derecho y están so metidas, igual que los objetos de valor, a la facultad de disponer de ellos de que gozan los hombres. La relación entre hombres y mujeres es una relación ob jetiva, la plusvalía que ellos adquieren por el trabajo de las mujeres es algo natural. Pero si un hombre pobre no puede pagar su mujer, tiene la obligación de traba jar para la familia de ésta a fin de pagar su deuda, y en esta condición de esclavitud es posible que pase su vida. Aparte de esto, cada hijo de la mujer debe ser comprado igual que ella para separarlo de la familia grande. Esto corresponde a una sucesión matrilineal con elementos patriarcales, sobre cuya base se logra la formación de propiedad mediante la venta de las hijas. Así nace la economía a partir de la economía libidinal, pero queda limitada por la misma relación natural. Su riqueza se basa en la misma renuncia a la satisfacción inmediata, impuesta por el imperativo de exogamia.

Las gentes acomodadas de la sociedad de los Mbo-wamb forman al mismo tiempo, como era de suponer, el estrato dirigente. I.os jefes, por ejemplo, están organiza dos en sociedades secretas que suelen organizar las fies tas de intercambio, con lo que aumenta su riqueza. La riqueza se acrecienta mediante un sistema de trueque en que se dan puercos a cambio de madreperlas. Como la madreperla, y el cauri también, es mercancía de importación en el monte Hagen y los negocios con ex tranjeros suelen tratarlos los jefes de las tribus, los po bres nunca llegan a tener madreperlas, y aunque tu vieran suficientes puercos criados, raramente llegarían a tener una madreperla, nadie se la cambiaría. Las madreperlas de los ricos forman al mismo tiempo su riqueza, que suele exponerse a la vista y que representa la riqueza de toda la tribu. Encarna el triunfo de la cultura sobre la naturaleza. Esta fiesta —porque el ri-

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIAI.ES                  141

tual de trueque o mejor dicho la adjudicación se efec túa en relación con una fiesta, en que se celebra aquel triunfo precisamente— se llama moka, igual que las madreperlas dadas a cambio de puercos. Se trata de la entrega de una cantidad determinada de madreper las y otros objetos de valor fijada en el ritual, por la que el receptor debe dar como caución una cantidad determinada de puercos, que se le devuelve a la res titución de la moka. Pero como los puercos se acre cientan durante el período de pignoración, la moka representa fundamentalmente para el que recibe la con cesión un aumento de valor.

La concha de moka consta de una madreperla (Avícula margaritifera) recortada en forma de media luna, bien frotada con grasa para que brille después de haberle quitado por pulimentación la capa caliza. Entonces el reverso de la concha se llena de resina y se le pegan hojas, y el borde se cubre hasta dos o tres centímetros con resina. Dicen Vicedom y Tischner:

Estos trabajos se ejecutan siempre en gran secreto, con tanto misterio como se hacen los pagos en dinero.[13]

En los extremos de la concha se sujetan cintas para poder llevarla al cuello, como por ejemplo la novia en el banquete nupcial. Finalmente, toda la concha tie ne que guardarse continuamente en abundante polvo de ocre rojo. cubierta por él. Porque si no está cubierta de ocre rojo, su dueño pronto morirá. Esta concha, con los puercos y la sarta de cauris, es absolutamente parte del precio de la novia, quien la lleva el día de la boda. Aparte de esto, la concha también desempeña un papel decisivo en la fiesta de moka y en la de Kor Nganap, que por lo general suele celebrarse con la de moka. Kor Nganap es el principio generador y vital de la naturaleza social y socializada. Dicen los Mbowamb que celebran estas fiestas "para no tener que morir''.[14] Para ellos es esta relación social con la naturaleza un

 

 

142                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

principio vital, y la muerte sólo puede atribuirse a una falta de dominio sobre la naturaleza. Natural es la vida, y la muerte es el resultado de la intervención de las potencias malvadas de la naturaleza.[15] Y así, la fies ta de Kor Nganap, relacionada con la productividad social, se inicia con la siguiente sentencia:

Cuando plantéis campos, prosperarán. Vuestros puercos estarán sanos y engordarán pronto.[16]

A todo esto hay que ofrecer también sacrificios a la tierra. Kor Nganap, junto con Kor Wop, son las pie dras santas que deben simbolizar el principio femenino y el masculino de la creación social primigenia: un mito racionalizador que describe el origen social con una metáfora de productividad.

Más concretamente se señala, en ocasión de la fiesta de moka, a quién se debe la riqueza social, represen tada por las conchas de moka.

En una fiesta de moka una mujer de color claro lleva a dos jóvenes varones al tártaro. Los padres de los mu chachos emprenden el camino, penetran en el tártaro y ponen en libertad a los dos jóvenes y a todos los que antes de ellos fueron arrastrados allá. Y de paso se llevan todos los objetos de valor.[17]

Como final de la fiesta de moka se representa la traí da de los objetos de valor del tártaro por los partici pantes mismos. Los jóvenes hijos del anfitrión llegan al lugar de la danza con los cuerpos untados de hollín y con las conchas de moka en redes y los acogen con grandes gritos de júbilo. "Se alegran de que haya ma dreperlas y que ellos las traigan del averno." [18]

A la sociedad moka pertenecen por lo regular sólo hombres del estrato superior, cuya consideración y ca tegoría suben de punto en la sociedad entera cuantas más conchas de moka prestan, o sea cuantos más ob-

 

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  143

jetos de valor que representen poder sobre la naturaleza están en condiciones de prestar (conchas de moka) a los demás. Con esto aumenta la consideración de que go zan, y de hecho también su poder económico: entre los Mbowamb en especial por los puercos que es pre ciso dar a manera de seguridad por las conchas de moka prestadas (al devolver los puercos, el prestador se queda con los lechones). Esto corresponde en prin cipio a una estructura de dar y tomar ritualizado que domina todo el ámbito oceánico y del Asia oriental. No cabe duda de que no siempre ni en todas partes se trata de dones en forma de objetos de valor; pueden ser también invitaciones a fiestas. Muchas veces es ade más necesario superar al donador al corresponder. Así por ejemplo entre los Kwakiuti de América del Norte. Su sistema de competencia es una forma especial de dones y contradones, el potlatch, que equivale a nutri cio, y en ocasiones condujo a la ruina a familias en teras, al tratar de superar su estatus mediante dones y regalos. Marcel Mauss ha analizado exhaustivamen te la relación social estructurada sobre donaciones; [19] descubrió en ese sistema de hacer y devolver regalos un antecesor arcaico del crédito. Se trata de un ritual sacrificial secularizado que ya no se efectúa como un "trueque" entre hombres y dioses o espíritus, sino un ritual general de trueque dentro de la sociedad, entre tribus, fratrías y clanes.5 Y dice:

5 Ya por Herodoto sabemos que este ritual de intercambio, que atiende meticulosamente a conservar las equivalencias —al parecer por temor, pues va ligado a una terrible agresividad—, • esta muy difundido y determina también las relaciones entre pueblos: "Otra historia nos refieren los cartagineses: que en Libia, más allá de las columnas de Hércules,* hay cierto paraje poblado de gente donde suelen aportar y sacar a tierra sus géneros, y luego dejarlos en el mismo borde del mar, embarcarse de nuevo, y desde sus barcos dar con humo la se ñal de su airil»o. Apenas lo ve la gente del país, cuando llegados a la ribera dejan al lado de los géneros el oro, apar tándose otra vez tierra adentro. Luego, saltando a tierra los

 

 

 

 

144                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

En primer lugar, no se trata de individuos sino de co lectividades que se comprometen mutuamente, que true can y contratan; las personas que participan en el contra to son personas morales [comunidades sacrificiales, h. k.]: clanes, tribus, familias que se reúnen, sea como grupos so bre el terreno mismo, sea por mediación de sus jefes, o bien de ambos modos simultáneamente. Por otra parte, lo que se cambia no son exclusivamente bienes y rique zas, propiedades muebles e inmuebles y cosas socialmente útiles. Ante todo el intercambio es de cortesías, banque tes, rituales, servicios militares, mujeres, hijos, danzas, fiestas, ferias, donde el comercio es sólo un momento y la circulación de las riquezas sólo un lado de un conve nio mucho mas general y duradero.[21]

Y podemos añadir: este contrato social se compone de las leyes mediante las cuales regula la sociedad su relación natural. Esto sería apropiado también para las fiestas y concesiones de moka, cuyo sentido es que se aseguran el dominio sobre la naturaleza, porque según la concepción de los Mbowamb sólo este dominio ga rantiza la continuidad de la tribu; los rituales de in tercambio son entonces de hecho los "nutricios" de la tribu. Es una necesidad lógica que esta relación natu ral se reproduzca de nuevo dentro de la tribu al divi dirla en poseedores y no poseedores. El dominio sobre la naturaleza incluye fundamentalmente el dominio de unas personas sobre otras.

Para la vida de la tribu es absolutamente necesario

cartagineses, examinan el oro; si les parece que es el precio justo de sus mercancías, alzándose con él se retiran y mar chan, pero si no les parece bastante, embarcados otra vez se sientan en sus naves, lo cual visto por los naturales vuelven a añadir oro hasta tanto que con sus aumentos les llegan a contentar. Y que ninguna de las dos partes engaña a la otra, pues sabido es que ni los unos tocan al oro hasta que llega al precio justo de sus cargas, ni los otros tocan éstas hasta que se les tome su oro." [20]

• Se supone que este lugar sería en la costa del Atlántico, en Río de Oro o la Costa de Oro. [t.]

 

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  145

que las concesiones de moka se efectúen en público como demostraciones de riqueza. Además, sólo sanciona la ri queza el contacto inmediato con el sustituto sacrificial en la figura de la madreperla. Los Mbowamb decían:

Una madreperla que tenemos guardada en nuestro retícu lo no vale nada para nosotros. Sólo cuando podemos aga rrar la madreperla somos ricos.[22]

Es un hecho que los Mbowamb no tienen ningún vocablo para designar la propiedad muerta como po sesión. Pero hay muchas expresiones que designan la función económica del objeto de valor. Esto confir ma una vez más que los objetos de valor no represen tan cosas, sino relaciones.

En las fiestas de moka imitan los participantes el mito que representa la constitución de la sociedad exó-gama (véase supra), por lo menos aquella parte que se refiere a la visita a los infiernos y el retomo de ellos, pero con una diferencia: que los jóvenes vuelven del infierno con la redecilla de madreperlas y no con un puerco para el sacrificio, como el joven del mito con su tía. Además, se celebran los sacrificios de puer cos que están indicados y se ejecutan del mismo modo que en el mito los hombres blancos sacrifican a las personas. Es evidente que se dedican a los antepasados. Pero la verdadera transacción de moka se produce del modo siguiente: primeramente, el receptor tiene que dar al concesionario dos puercos a cuenta.

Entonces el receptor lleva en determinado día dos puer cos grasos al lugar de la danza, mokapena, del concesio nario. Los puercos son amarrados a palos y el concesio nario muestra a todos las madreperlas y los otros objetos que piensa dar al dueño de los puercos... El dueño re cibe ahora del concesionario una madreperla por cada puerco... Entonces, el concesionario de moka recibe los puercos... Y lo hace del modo siguiente: corre hacia los puercos blandiendo el hacha, se detiene súbitamente

 

 

 

146                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

ante ellos, con el hacha en alto, agarra el palo donde están amarrados los puercos al saltar y grita "¡anke!" Este anke es una suerte de reconocimiento o recibo. Di gamos ya aquí que estas ceremonias de entrega siempre se celebran en público, con participación de los parien tes, así como de hombres de otras familias. Los ejecutores tienen siempre un arma, y además suelen blandir el ha cha... La entrega de las conchas se hace de modo que un hombre del concesionario de moka tiende las conchas, que van pasando por las manos de tres o cuatro hombres de esa familia. Toman la madreperla por la cinta en la mano de modo que cuelgue y presente al espectador la cara que produce irisaciones. El último que las toma en la mano es el concesionario, quien vocea al receptor los nombres de las conchas... Cuando el concesionario en trega así una concha, el receptor llega corriendo, blan diendo el hacha, salta delante del concesionario y recibe las conchas con un "anke"... Después de las conchas se entregan las caracolas, después las hachas, luego las sartas de cauris o los paquetes de sal... Para esta entrega, el hombre puede ahora colgarse sobre el pecho un canutito, omak, de bambú. [23]

La varita de bambú señala entonces la condición so cial del hombre: cuántas veces ha dado.

De esta descripción se desprende que la acción de intercambio se ha desarrollado a partir del culto sa crificial. No sólo receptor y concesionista corren siem pre hacia las conchas y los puercos, y blanden el hacha como si quisieran ejecutar un sacrificio, sino que tam bién todos los objetos de valor son sustitutos sacrifi ciales o requisitos (hacha) y denotan una relación de producción que se debe a la economía de las pulsiones.6

6 No cabe duda de que este sacrificio de porcinos rem plaza a un sacrificio humano anterior. Como me aseguró Wolfgang Nelke (a quien debo también la indicación sobre la fiesta de moka), colaborador del Museum für Völkerkunde de Berlín, que también vio un sacrificio ritual de puercos entre las tribus del monte Hagen, no se trata de una matanza co mún sino de una embriaguez cargada de fuertes afectos, en

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  147

Por ejemplo, tampoco la sal, tan útil, es una excep ción en este contexto, como demostraremos posterior mente. Y parece que el sacrificio y el intercambio tie nen la misma función: constituir una estructura libidinal basada en la represión de la sexualidad. El hecho de que se cambie un puerco por una concha denota su equivalencia cualitativa; en ambos es sustancial la mis ma relación social con la naturaleza. Además la con cha recuerda, por su forma de media luna7 y los pol vos de ocre rojo (su ausencia significaría lo contrario: la muerte), un símbolo de fecundidad, que empero, como ya mencionamos, tiene ya asimismo un carácter racionalizante.

Estas cosificaciones de las relaciones de producción de los Mbowamb no se limitan empero a aquella so ciedad sino que por todas partes aparecen sin cesar, allí donde se articula en forma ritualizada una relación natural, mediada socialmente, basada en la misma re lación sacrificial. Ya se trate de la luna, la sal, el caracol cauri, los puercos, etc., cuando aparecen en conexión con la reproducción social los ritos sacrificia les que garantizan, y por lo tanto están relacionados asimismo con, la formación de dinero, siempre rem plazan simbólica y materialmente el mismo fundamento sobre el que hasta ahora siempre se ha efectuado la constitución de toda forma de sociedad.

que los puercos pintados para el sacrificio son ritualmente muertos a mazazos. Los indígenas, que por lo demás son muy sensibles a las lesiones, golpean aquí locamente y con frecuen cia se hieren a sí mismos, sin notarlo ni hacer caso. Es fácil de explicar que están fuera de sí en esta ceremonia si se comprende que los puercos sacrificados son remplazantes de un sacrificio humano, y por cierto que femenino, que repre senta la represión y el sometimiento de la naturaleza y de lo natural instintivo y al que en definitiva se debe toda la cultura.

7 De ahí también que la fiesta de moka siempre haya de celebrarse después de la luna llena.

 

 

 

 

 

 

 

148                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

Los siguientes ejemplos de relaciones sacrificiales y de reproducción, encarnados en los mismos objetos y que simbolizan también entre los Mbowamb la base de las relaciones de reproducción sociales, pueden al mismo tiempo servir de prueba de que al principio de las relaciones con la naturaleza socialmente media das, aquí expuestas, puede reconocérsele una validez universal. La multiplicidad de los ejemplos y la forma aparentemente indiferente del sustituto confirman la universalidad que en ellos se manifiesta de las relacio nes de reproducción basadas en la renuncia a lo ins­tintivo.

La luna, por ejemplo, hasta donde tenemos testi monios históricos, siempre estuvo en estrecha relación con la proyección de la estructura libidinal humana so bre la reproducción material de la sociedad. La fiesta de moka de los Mbowamb sólo se celebra después de una luna llena y el valor que determina el intercambio ritual consiste también en un disco de concha en forma de media luna cubierto de polvos de ocre rojo. Incues tionablemente el polvo rojo tiene que representar tan to la sangre menstrual como la loquial. Porque las lu nas, que desde tiempo inmemorial determinan el tiempo de la reproducción humana, están íntimamente vincu ladas con la menstruación femenina y por ello también con los períodos de fecundidad e infecundidad de las mujeres, así como con lasecunda materia, con la que la sociedad en cierto modo tiene una relación incestuosa-libidinosa. Mes, mensis, mesura, medida y luna * son una misma cosa, una palabra antiquísima que repre senta mensurabilidad. La productividad sexual encar nada por la luna es la "medida" de las cosas. Por eso la sangre loquial del alumbramiento, que estilizada en principio social dio la base para el esquema de la re producción social universal, tomada de la naturaleza, está en el primer plano de la significación simbólica

• En alemán Monat ("mes") se deriva de Mond ("luna"). [t.]

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  149

del polvo de ocre rojo. La luna misma representa en muchas culturas el sexo femenino reprimido: simboliza el sexo femenino socializado cuando en los cultos se pone en relación con las primeras formas de la evolu ción del dinero. Y así su significado simbólico es tam bién ambivalente y expresa una relación que no sólo indirectamente, en remplazo de lo reprimido, sino tam bién directamente recuerda las pulsiones reprimidas a las que debe la cultura toda productividad.

Selene significa la esposa y la madre del soñante —escribe Artemidoro—, y también se la concibe como nutricia, y lue go hija y hermana; porque se la nombra virgen. Significa además dinero, bienestar y el negocio... después los ojos del que sueña, porque al mismo tiempo es la causante de la vista... y es útil a los cambistas, usureros y eranarcas (cuando Selene se les aparece en sueños); porque gana rán muchos bienes. [24]

Además Selene es de "naturaleza húmeda", y así siem pre está en relación con el mar, que los antiguos en tendían en general como principio generador. Y como el mar era, y todavía es, insondable, revelaba su cua lidad pulsional, que asimismo lo hace elemento de la riqueza social. En muchos mitos se identifica con las aguas del nacimiento.

Por su humedad... se puede comparar el mar con la es posa. .. En cambio significa para el joven el amor por una hetera, y una mujer que mira ese rostro de ensueño llevará vida de prostituta; porque el mar también es comparable a una muchacha alegre. [25]

De modo semejante, la interpretación psicoanalítica de los sueños relaciona la luna y el agua, cuando apare cen en el sueno, con el nacimiento, y alude así a la misma relación de reproducción.[26]

La tetradracma de Atenas, que en el reverso mues tra en un rincón una media luna, demuestra que esta

 

 

 

 

 

150                ESTRUCTURA UB1DINAL DEL DINERO

significación de la luna, de encarnación del principio generador y de la fecundidad como esquema social de la reproducción, está ya presente incluso en la acuña ción griega de moneda. Al mismo tiempo recuerda que Atenea ha sido visiblemente una deidad lunar. Y no sólo Atenea: todas las diosas madres clásicas, en cuyos templos se emitieron las primeras monedas del Mediterráneo, tenían originalmente una relación con la luna. Especialmente identificadas con la luna, como divinidades lunares, fueron Selene, Hécate y Artemisa. El hecho de que el tálero de María Teresa todavía tenga valor monetario en muchas comarcas de África y Asia no debe atribuirse a la emperatriz austriaca sino a la plata, metal de la luna. Por regla general, en esas comarcas no pudo imponerse el oro como valor mo netario.8

Además de los calendarios lunares empleados en el Asia oriental hasta tiempos muy recientes, los sacrifi cios a la luna, ligados a las festividades lunares, y la misma mitología china recuerdan el principio creador proyectado en la luna como esquema social de re producción:

8 También son conocidos los discos lunares (llamados así a causa de su significado cultural) y las medias lunas de concha en África, sobre todo en la zona de irradiación de la cultura de Zimbabwe. Se trata de discos blancos, circulares, de unos 12 cm de diámetro, hechos de caracoles marinos de las especies Conus papilionaceus y Conus imperialis y que tenían curso en Rodesia, Angola, el sur del Congo y Fernando Poo como dinero. Pero como Conus imperialis sólo se da en las Molucas y las Indias orientales, J. Deutsch supone que su empleo en África se debe a influencias culturales extraafri-canas. En el territorio de difusión antes mencionado, hay también otros discos de concha en forma de media luna, he chos también con conchas de Conus. Ambos tipos de discos lunares se utilizan para el pago de la novia y para pagos ceremoniales. Pero su más frecuente función era la de signo de boda, aunque también se usaban como símbolos de fe cundidad y para evitar desgracias. [27]

 

 

 

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  151

En el octavo mes, del día once al quince, se celebra en China la fiesta de la luna. El quince es siempre un día de plenilunio y en él la luna recibe "felicitaciones" y "re compensas". Las panaderías están llenas de panes y pas teles de diversos tipos, muchos redondos, para imitar el disco de la luna llena. Otros "panes lunares" tienen una liebre blanca con un mortero, el hada de la luna, árboles y matorrales. El sacrificio a la luna siempre se celebra al aire libre, de cara a la luna llena. En el altar hay una imagen que representa una liebre sobre sus patas trase ras, mientras en las delanteras tiene una mano de mor tero, con la que en un mortero maja un polvo de in-mortalidad.[28]

Esta metáfora que alude al comercio sexual como tipo básico de la reproducción social no permite ninguna duda acerca de las bases de la riqueza social. Porque la liebre no sólo encarna la sexualidad sometida a la organización social. Es, para servimos de una categoría de la ciencia de las religiones, sucia y limpia al mismo tiempo; limpia porque encarna las relaciones de re producción sociales como represoras, y sucia porque al mismo tiempo representa la pulsión no socializada.

La antigua interpretación de los sueños que, como la psicoanalítica, apunta a los deseos que se realizan en sueños, ha identificado la liebre, que por eso es tam bién considerada un animal cobarde e innoble, con el comercio sexual extraconyugal. Se dice que

las liebres significan prostitutas y otras mujeres que se pintan, tifien y acicalan. Cuando uno suene que corre tras una liebre, amará a una mujer de ésas y correrá tras de ella. Si en la persecución lanza un palo u otra cosa contra la liebre y le da y la cobra, su apetito sensual será satisfecho. [29]

En mitos y cuentos, la sexualidad objeto de tabú so cial a veces es desterrada a la luna.[30] O las mujeres ancianas desterradas en la luna, que ya no pueden te-

 

 

 

152                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

ner hijos, dan muestras de su peligrosidad al impedir las concepciones o la fertilidad de la tierra, y aun encierran en su útero la salvajina y ocasionan ham brunas. [31] Representan una cualidad libidinal que se opone a la socialización y simultáneamente está dema siado orientada hacia la reproducción social. Se mani fiesta así la ambivalencia de las relaciones de repro ducción basadas en la represión, que continuamente han de estar asegurando la sexualidad reprimida. Por que si la sexualidad fuera totalmente víctima de la re presión social, su potencia productiva fenecería. Freud ha señalado con harta frecuencia esta problemática de reprimir todas las aspiraciones pulsionales y trasmutar las en actividades de cultura. Él comparaba las nece sidades sexuales con el hambre y en sus conferencias en la Clark University ponía como ejemplo, a los bur gueses de Schilda, donde termina la productividad so cial cuando el instinto sexual no halla realización si quiera parcial sino que se reprime totalmente en favor de la eficiencia o rendimiento. Dice en la quinta con ferencia:

La literatura alemana nombra una pequeña ciudad, Schil da. a cuyos moradores se atribuye toda clase de ideas astutas. Cuéntase que poseían un caballo con cuyo trabajo y fuerza se hallaban muy contentos; pero que, según ellos, tenía el caro defecto de consumir demasiada avena. En vista de ello, decidieron quitarle poco a poco tan mala costumbre, disminuyendo diariamente su ración en una pequeña cantidad, hasta acostumbrarle a la abstinencia completa. Durante algún tiempo, la cosa marchó admi rablemente; llegó un día en que el caballo no comió más que una brizna, y al siguiente debía ya trabajar sin pienso alguno. Mas he aquí que en la mañana de dicho día, el perverso animal fue hallado muerto, sin que los ciudada nos de Schilda pudiesen explicarse por qué.[32]

En su calidad de diosa lunar, Selene es al mismo tiempo "de naturaleza húmeda", como dice Artemi-

 

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  153

doro. Como la luna, está en estrecha relación con el agua. Esta conexión mitológica del simbolismo lunar con el del agua es en muchos pueblos parte de las ideas de reproducción. Algunas tribus indias de la Co lombia británica afirman por ejemplo que los objetos de valor que reproducen el disco de cobre lunar se los dio un hombre de la luna; otras, en cambio, dicen que proceden de un príncipe del mar. Pero las placas de cobre son de extraordinario valor para unos y otros, para la reproducción de la tribu, "nutricias" que en cierto modo garantizan su continuidad.[33] Los aborí genes de Hawaii afirman que la grandeza y la pequenez de la luna coinciden con las mareas porque la luna está hecha de agua.[34] De Groot escribe que según el Pao-poh-tse la luna debe ser esencialmente de agua, y un filósofo chino opina que la luna está hecha de agua y que en ella hay liebres y sapos.[35] El jeroglífico mexicano para la luna se compone de una media luna nasal de hueso sobre campo oscuro llena de agua y un cuchillo de piedra o un conejo blancos.[36]

La luna y el agua están aquí identificadas mutua mente porque ambas aparecen como encarnaciones de un esquema de reproducción social que han estilizado la concepción y el nacimiento en principio económico. Ambas sustituyen las pulsiones socializadas como las no socializadas. Amban encarnan el sexo femenino. Si se asocia el ocre rojo que rodea la concha de moka de los Mbowamb con la sangre menstrual o loquial, la concha de moka se vuelve encarnación del sexo femenino. Pero también el agua, de que debe estar hecha la luna en los mitos mencionados, nos indica la misma relación: simboliza la humedad de la vagina femenina y repre senta las aguas del alumbramiento. Y asimismo encama las regresiones uretrales de los instintos humanos y el semen masculino.

Pero el simbolismo del agua expresado en los mitos es también resultado de una racionalización. Y se basa también en la represión, si bien con ella se crea la

 

 

154                          ESTRUCTURA LIBID1NAL DE DINERO

primera condición de la riqueza social. En la forma del mar, el agua era simplemente el elemento fecundador y generador, y la sal fue considerada por los pueblos, desde tiempos muy antiguas, encarnación del mar. En griego, la palabra hals significa al mismo tiem po sal y mar.

Si prescindimos de los pocos mamíferos marinos, entre los seres que pueblan el mar la descendencia se cuenta por miles y cientos de miles. Esto se atribuía a la sal con tanta más facilidad cuanto que se vinculaba con otras observaciones que se creía haber hecho. Se contaba que en la cría de perros la abundancia de sal aumentaba la descendencia, que el número de los ratones se hacía ya tan incalculable en los barcos que llevaban sal que se ha bía incluso llegado a pensar en la partenogénesis, o sea la idea de que las ratonas podían parir ratoncitos sin in tervención de un elemento masculino. Así se llegó al con vencimiento de que la sal y el amor físico debían tener una relación estrecha, y la sal se convirtió en símbolo de la procreación. [37]

Ya no nos maravilla que la sal fuera también indis pensable en los rituales sacrificiales que garantizan la riqueza y la fecundidad de tan vital importancia entre los Mbowamb. Porque aquí tenemos nuevamente un objeto empleado en los rituales de sacrificio e inter cambio entre casi todos los pueblos del universo, y cuya ausencia ponía gravemente en peligro la cohesión de la sociedad. La sal era parte esencial de las ofrendas o sacrificios tanto en el antiguo Egipto como en Grecia y Roma... "Griegos y romanos ponían sal en sus panes del sacrificio; tam bién en los sacrificios de purificación empleaban el agua y la sal, lo que en tiempos posteriores ocasionó el empleo del agua bendita." [38]

Pero también en la religión judía hallamos indicaciones del empleo de la sal en el culto sacrificial:

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  155

Y sazonarás toda ofrenda de tu presente con sal; y no harás que falte jamás de tu presente la sal de la alianza de tu Dios. [39]

Y en Homero se dice con referencia al asado sacrifi cial : "Echó sobre el asado sal divina." [40] También se ratificaba con sal el pacto social: "Pacto de sal per petuo es delante de Jehová." [41] Y:

¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hi jos en alianza de sal? [42]

Pero también se expresa en la sal aquella ambiva lencia que caracteriza todas las relaciones de repro ducción sociales constituidas mediante un sacrificio. Tie ne una acción depuradora y conservadora pero al mismo tiempo es sucia {sale, en francés). La palabra inglesa salacious, salaz, designa lo lascivo, y Jones trata incluso de buscar una relación entre la palabra sal y saltare y salir e (bailar).

De saltus (salto) viene la palabra inglesa saltier (sotuer, aspa, cruz de San Andrés), el sustantivo salt (deseo sexual, sobre todo de los animales) y el adjetivo salt (lascivo) .[50]

La sal corroboraba los pactos entre personas, a las que protegía así de los peligros que las amenazaban por parte de la naturaleza. Las mantenía unidas y re forzaba su poder. También en los enterramientos se empleaba la sal para proteger el muerto de los malos influjos. Entre los egipcios antiguos era indispensable la sal para el embalsamamiento de los difuntos. "La sal y un cirio ardiendo (representaban), la vida y se po nían sobre el muerto",[44] y hasta hace poco, parece haberse acostumbrado en todas partes de la Gran Bre taña echar sal sobre el cadáver al inhumarlo.[45] Como la sal adquirió una función absolutamente socializa-

 

 

 

 

156                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

dora, y protegía de las fuerzas hostiles de la naturaleza, tenía asimismo una función mágica. Se mostraba útil para conjurar toda clase de males, y en especial el mal de ojo. Por eso estaba ausente en las fiestas de diablos y brujas y era útil para conjurar los empeños incestuosos. Porque

es creencia a primera vista tonta y sin sentido la de que puede un mozo curarse de la nostalgia del terruño si se le echa sal en la vuelta de los pantalones y se le hace mirar por la chimenea hacia arriba. Pero ahora sabemos que la excesiva nostalgia del terruño se produce cuando a un miembro de una familia se le tiene un apego demasiado grande, con raíces en deseos incestuosos ignorados; esto tiene por consecuencia la "fijación" de su inclinación y lo hace incapaz de comportarse de manera normal con un extranjero. El mirar por la chimenea hacia arriba simboliza el riesgo de mirar de frente un camino som brío, inaccesible y peligroso (la palabra inglesa que sig nifica chimenea, "chimney", viene del griego kaminos, que significa horno, fuego u hogar, equivalente usual de úte ro). La creencia, pues, de que alguien que consigue "hacerse hombre" se ha librado de su nostalgia no es tan incomprensible entonces como parece.[46]

En las bodas, la sal no sólo desempeñaba el papel de precio de la novia o parte componente del mismo sino que también protegía el matrimonio y la potencia viril,[47] y en unión del pan se da a los recién casados y en una casa recién edificada.[48] Tenía esta virtud de garantizar la continuidad social cuando en Egipto se tiraba sal después de la circuncisión.[49]

Pero también entre los árabes y abisinios es impres cindible la sal para el pacto entre amigos:

Cuando un abisinio quiere mostrar una atención especial a un amigo o un huésped le lleva un trozo de sal gema y le permite amablemente lamerlo. En los más distintos paí ses y en todos los tiempos, desde la Grecia antigua hasta

 

 

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  157

la Hungría de nuestros días, se ha empleado la sal para corroborar juramentos y tratos.[43]

Los obreros de las calderas de salina de Siphoum (Laos) tenían que abstenerse de toda relación sexual durante el trabajo, y los sacerdotes egipcios que vivían en el celibato debían abstenerse de tomar sal durante mucho tiempo. En cuanto a los varones dayakos, cuan do volvían de cazar cabezas, renunciaban por completo a la sal y las relaciones sexuales.[51]

Sublimación de las aguas generadoras, la sal tenía en muchos pueblos una clara y estrecha relación con el culto y encamaba asimismo, como por ejemplo en las reproducciones de la luna empleadas en los cultos sa crificiales o en los mismos puercos sacrificados, una estructura libidinal social que era constitutiva para las relaciones de reproducción de la sociedad. La sal crea ba la alianza y era parte de la comida común sacri ficial, pero también era indispensable en los ritos de entierro y en el embalsamamiento de los cadáveres; protegía de todo mal, incluso de las necesidades se xuales directas reprimidas en la colectividad, así como de la naturaleza tirana, que amenazaba la continui dad de la colectividad al igual que las necesidades in mediatas sexuales reprimidas. Pero ocasionalmente tam bién era encarnación de los deseos instintivos inmediatos sacrificados en unión de la misma pulsión reprimida, como por ejemplo cuando los sacerdotes que vivían en celibato tenían que abstenerse de sal. Como encarna ción de esta economía, la sal acompañaba el desarrollo de la sociedad y no sólo era requisito del sacrificio sino simultáneamente objeto de la forma secularizada del mismo: en calidad de medio de intercambio. Sólo así tuvo la función dineraria que señalan Marx y Smith, pero con la utilidad de que la sal no sólo condimenta la sopa sino que contribuye asimismo a estabilizar una organización de la sociedad edificada sobre la represión y la destrucción.

 

 

 

158                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

El dinero alemán recordaba esto hasta tiempos muy recientes con el Heller (cuarto, octavo). Porque el Heller fue acunado primeramente en la ciudad suaba de Hall; y Hall fue una colonia celta y su nombre ño es otra cosa que Sal (hal). Allí se extraía ya la sal en tiempos muy antiguos. Y también, a los soldados ro manos les pagaban con sal, el salarium, de donde viene la palabra alemana, todavía empleada, Salär.* Estas monedas de sal abundaban en muchos pueblos y países, y las más conocidas son las de Angola, Benin, Bornu, el Congo, Nigeria, Rodesia, Sierra Leona y otros países africanos, pero sobre todo de Etiopía. Se empleaban como medio comercial de pago, como precio de la novia y aun como pago expiatorio por la muerte de un hombre. En Benin todavía se utilizaban en los anos veinte de nuestro siglo esos bolos de sal. El viajero ára be Ibn Batuta informa ya de la explotación de los grandes yacimientos de sal en el Sahara, donde la sal cortada en grandes tabletas servía sobre todo en el comercio de esclavos.[52] En Etiopía se distingue in cluso entre la sal para el consumo, llamada en amhá-rico sham, y la que sirve como medio de pago, amolie.

La sal es prenda de amistad y lealtad, y el comer sal en común une a la gente. Si un etiope encuentra en camino a un extraño, cada quien saca un amolie y se lo deja lamer al otro. De los millonarios dicen en Etiopía que comen sal. [53]

Pero también en Borneo, en China, en las islas Fiji y en la India se empleaba la sal como medio de pago.[54] Allí donde se halla (o hallaba) el empleo de la sal como medio de pago, revela un culto sacrificial, de donde procede, y señala una estructura libidinal basada en la represión como fundamento de las relaciones so ciales de reproducción.

En los rituales de moka de los Mbowamb entran

• Por el francés salaire ("salario"). [T.]

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  159

además de las conchas de moka necesariamente las sar tas de cauris que, según tenemos que suponer ahora, probablemente representan la misma relación de repro ducción que las conchas de moka. Porque conchas y caracolas son la más antigua forma precursora del di nero en todo el mundo y como tales encaman las formas elementales de organización de la relación so cial con la naturaleza; son, como dice Seligmann, sím bolos de las partes pudendas femeninas [55] y recuerdan con ello una forma de asociación humana con rela ciones de producción que toman por base la capacidad de tener hijos de la mujer, y sobre ella han creado un sistema de reproducción social basado en la represión y el sojuzgamiento del sexo femenino concreto. El pla cer es reprimido por la racionalización de la fecun didad. Identificado con el incesto, el sexo femenino es reprimido al punto. "Plauto y Sofronio llaman directa mente al sexo femenino concha o kogche.” [56]

En las sepulturas prehistóricas, y no sólo en Europa, se han hallado ajuares funerarios de conchas y caraco las que no permiten ninguna duda acerca de una or ganización de este tipo en las colectividades humanas. Ya con los hallazgos más antiguos de un esqueleto de Homo sapiens diluvialis en la población francesa de Aurignac nos encontramos con algunos discos perfora dos en el medio, hechos con conchas que tienen forma de corazón,* como ajuar funerario,[57] que pueden considerarse indicios de una economía pulsional basada en la represión.9 En la estación de Cro Magnon, cerca de Les Eyzies

se halló gran cantidad de caracolas marinas, unas 300,

• Cardium edule. [t.]

9 Es posible que el predecesor del Homo sapiens, el hombre de Neandertal, conociera ya las relaciones de reproducción ba sadas en la represión. Porque hay pruebas de ritos de en terramiento, pinturas corporales y la costumbre de poner en la tumba del muerto alimentos y herramientas.[58]

 

 

 

 

160                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

perforadas y que pertenecen al caracol ribereño Litorina litorea. También aparecieron otras especies, como la púr pura, Purpura lapillis, y el torre, Turrítella communis, procedentes todos de las costas del océano Atlántico.[59]

En las grutas de Grimaldi, cerca de Montecarlo, se halló una serie de caracoles perforados [Cypraea py-rum, Nassa nerita) que parecen haberse usado en co llares o diademas y que habían sido colocados en torno a los muertos en el enterramiento.[60]

Estos halla2gos procedían todos de la segunda mitad del último período glacial y todavía no daban en sí ninguna prueba de las relaciones de producción su puestas; pero el hecho de que se trata de un cuidadoso entierro de los muertos y que se hallaron señales de ceremonias sacrificiales, así como el papel universal de conchas y caracolas en el culto y las simbolizaciones en la Antigüedad de los órganos sexuales femeninos con conchas o caracolas, obligan a reconocer que en tiem pos prehistóricos se había constituido ya con la natu raleza una relación basada en el mismo sacrificio que estructura también las actuales relaciones de produc ción. Si se relaciona con esto además el material etno lógico, el hecho no puede sino confirmarse. En todas las llamadas culturas primitivas que conocemos, las con chas o caracolas, en cualquier forma que sea, consti tuyen parte importante de la compra de la novia, el sacrificio funerario, la iniciación, etc., allí donde se expresa en forma ritual la relación reinante con la na turaleza. Oskar Schneider, en un estudio muy amplio, ha demostrado la difusión universal del llamado dinero de conchas; incluso para Polinesia, que hasta ahora solía mostrarse como carente de dinero, presenta in formes sobre el curso del dinero de conchas.[61]

Renuncio aquí a la interminable enumeración de las especies de conchas y caracolas que eran utilizadas en este contexto, pero escogeré una especie que me pa rece sintomática y cuya presencia se ha demostrado

 

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  161

en Asia, Oceanía, África y Europa empleada siempre como dinero o cuando menos, inequívocamente, en el culto, e incluso se ha hallado en forma esporádica en América. Ya le ha mencionado a propósito de los ri tuales de moka a los Mbowamb. Se trata del caracol cauri o de porcelana {Cypraea moneta), que fue utili zada como dinero principalmente en Asia y África, pero también ha aparecido en tumbas europeas.

La caracola, de 1-2.5 cm de largo, del caracol ma rino Cypraea moneta tiene un color de porcelana que va del blanco al amarillo, con un reverso redondo, combado, y en la cara plana del interior una ranura longitudinal dentada por la que asoma el caracol de su concha. Los habitantes de las islas Maldivas, en el océano Índico, pescaban estos caracoles y desde la India los transportaban hasta la China, Europa y África. Ha bía además, y hay todavía, una serie de otras cipreas, que tienen todas más o menos la misma forma, pero distintos tamaños y coloraciones y se encuentran en el Mediterráneo como en el océano Pacífico. Así por ejemplo en tiempos antiguos tenían curso en África la Cypraea anulus, semejante al cauri (con un anillo amarillo sobre el dorso), que se halla en la costa de Zanzíbar. Pero todas las cipreas simbolizan —y es de suponer que ello contribuye a su enorme territorio de difusión— con su lisa superficie interior, una vagina. Su ranura dentada y su empleo en el culto nos obligan empero a añadir que al mismo tiempo simbolizaban una vagina dentata. Por eso eran los cauris parte im portante del pago de la novia, no sólo entre los ya mencionados Mbowamb de Nueva Guinea sino tam bién en muchas partes de África y Asia, y posiblemen te también de Europa en otro tiempo más antiguo. Garantizaban contra el incesto porque, como símbolo del sexo femenino reprimido, podían relacionarse con su represión. Eran un símbolo de la fecundidad y pro tegían al mismo tiempo del mal de ojo,

 

 

 

162                ESTRUCTURA L1BID1NAL DEL DINERO

En la Antigüedad llevaban ciertas conchas que presenta ban alguna analogía con las partes pudendas de la mu jer a manera de protección contra el mal de ojo. En las tumbas griegas de Cumas y en tumbas etruscas se han hallado esas conchas... En oriente, las conchas usadas como dinero, o cauri, llamadas también cabecitas de ser piente o de áspid (Cypraea moneta) por su figura, eran inapreciable remedio contra el mal de ojo. [62]

Por eso llaman en muchas partes de África "ojos" a los cauris y en las figuras de los antepasados se usan para representar los ojos. Y entre los dayakos la rela ción simbólica es perfectamente clara cuando inser tan conchas de cauris blancas en las cuencas de los ojos de los cráneos de sus enemigos muertos por ellos.[63] Porque el psicoanálisis nos ha enseñado cómo pueden los ojos representar las partes genitales y "el temor de quedarse ciego remplaza con harta frecuencia a la an gustia de castración",[64] pero el ojo ha sido identifi cado también, como vagina dentata castrante, con la luna y la cabeza de la Medusa.[65] En los libros de sueños clásicos el ojo se identifica con la fecundidad, la ganancia, etc. y el Talmud relaciona el ojo que se aparece en sueños con el incesto:

Un hombre fue al rabí Yismaj ben Rabbí José y le ha bló así: —Vi en mi sueño que mi ojo besaba al otro. Re puso él: —¡Que el espíritu salga de til ¡Has dormido con tu hermana! [66]

Es difícil que otra especie de conchas o caracolas en su aplicación social haya sido tan difundida como los cauris, lo que debe atribuirse con toda verosimilitud a su valor simbólico, su notoria forma. Como en las tumbas prehistóricas, se hallaron también cauris en una de las ciudades más antiguas del mundo: en Jericó se han hallado cráneos sobremodelados con yeso don de se habían insertado cauris a manera de ojos.[67]

También en China y Japón se emplearon en tiem-

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  163

pos sumamente antiguos los cauris en el culto y el comercio. El ideograma chino para el cauri, pei en el chino septentrional, puei en el cantones, p'ae en co reano y hai en japonés, es uno de los 214 ideogramas básicos, de los que hay casi forzosamente uno en cada ideograma chino.[68] Y efectivamente en los ideogra mas para riqueza, pobreza, compra de mercancías, ven ta de mercancías, tributo, avaro, caro, barato, juntar dinero, etc., siempre aparece el ideograma del cauri. Y uno de los más antiguos ideogramas para expresar "precioso" o "valioso", pau, contiene el signo del cau-ri.[69] Quiggin informa de imitaciones del cauri en piedra, hueso, perlas, cuerno y posteriormente en cobre y bronce procedentes de China,[70] que tenían función dineraria o eran considerados objetos de valor. Se co nocen imitaciones en metal de los siglos VI y VII a. c. La primera noticia que se tuvo en Europa del empleo de los cauris en China como dinero se halla en el relato del viaje de Marco Polo, quien escribe de la pro vincia de Toloman, cuyos habitantes eran subditos del Gran Kan: "Las monedas son de porcelana. En todas estas provincias... se sirven de la misma moneda de oro y conchas." [71] Como los cauris suelen manejarse en sartas, las imitaciones en cobre tenían también un agujero para poder pasar el hilo.

Pero también en Indochina se emplearon los cauris como dinero, y naturalmente lo mismo en la India, porque la palabra cauri es de procedencia indostánica, de la forma sánscrita kaparda ykapardika, y por la palabra dialectal kavari se transformó en el indostaní cauri, que significa obligación, impuesto, peaje, etc.[72] Por Afganistán pasaron los cauris a Persia, y de allí no tardaron en llegar a África.

Así se encontraron, abiertas para ensartarlos, muchas ve ces junto a Susa en el altiplano de Karbay, vecino a Persia, en tumbas que parecen de la misma antigüedad que las de Koban, investigadas y descritas por Virchow;

 

 

164                ESTRUCTURA LIBID1NAL DEL DINERO

en Marienhausen, en el gobierno de Vitebsk, donde en 1879 se hallaron más de 50 piezas en una tumba "sin duda perteneciente a la época eslava"; en tumbas paga nas antiguas de Lituania, cerca de Rügenwalde en Pomerania, en la urna de un túmulo junto a Stolp, en las famosas urnas prosopomorfas de Pommerellen como pen dientes; ademas varios pedazos quemados de Cypraea anulus en una cista de piedra en Jakobsmühle, cerca de Mewe, y en una urna prosopomorfa en Rheinfeid, cerca de Karthaus; Cypraea moneta en una tumba junto a Praust.[73]

Y así sucesivamente en toda la Europa occidental, en el sur de Francia y en España se han hallado cipreas en tumbas, y también por cierto en Suecia e Inglate rra. Peet y Loat comunican que en las tumbas de Abidos encontraron asimismo gran cantidad de cauris; todas eran de las dinastías XVIII-XXII y de dinastías se guramente posteriores.[74] Tuvieron una difusión es pecial los cauris en África, donde los introdujeron los primeros los tratantes árabes. Este comercio empero lo tomaron después por su cuenta las potencias coloniales europeas, que efectuaban su trata de esclavos en vastos territorios con cauris. En los cultos africanos también simbolizan los cauris la fecundidad y la riqueza y es taban íntimamente relacionados en su interpretación simbólica con la vida y la muerte. Los cauris se cosían en las vestimentas de duelo, con ellos se adornaban las figuras de los antepasados y las armas, y también se empleaban en máscaras. Sólo las mujeres casadas podían llevarlos, lo cual concuerda perfectamente con su función sócializante.[75] Aparte de esto, los cauris son dones sacrificiales preferidos, en los sacrificios im petratorios, de acción de gracias y para pedir una bue na cosecha, y también para el pago de la novia. Los hechiceros los utilizan para curar, pero también para hacer encantamientos y pronósticos.

Dice Hiskett a propósito de la universal función de los cauris:

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  165

La conexión de los cauris perforados con los hombres de Cro Magnon no deja de presentar interés si se recuerda que esas gentes pertenecían a nuestra misma especie; eran Homo sapiens, completamente diferentes de los anteriores, los neandertalenses. En la era del hombre civilizado los cauris fueron hallados en tumbas predinásticas y dinásti cas de Egipto, y Jackson señala que las caracolas del tipo Cypraea anulus halladas en una tumba de Abidos posi blemente eran utilizadas como dinero. Fueron halladas las caracolas también en tumbas etruscas y las mujeres de Pompeya las empleaban contra la esterilidad. Supone Jackson que el hecho de su descubrimiento en las tumbas femeninas medievales europeas puede ser una indicación de que esa aplicación duró hasta la Edad Media. Los cartagineses utilizaban las caracolas, que fueron halladas también en tumbas púnicas, y es probable que los ro manos les dieran el nombre o mote de porci o porculi "puerquitos", que por el latín medio o el italiano tem prano porcellana pasó al francés porcelainey de ahí al inglés porcelain [en español "porcelana"]. Y Jackson su pone además que los romanos por su parte pudieron ha ber tomado el mote de los griegos. En el otro lado del mundo eran los cauris muy conocidos desde tiempos an tiguos en China y la India. La palabra sánscrita kaparda, de donde seguramente procede "cauri", es quizá, como señala una autoridad, un préstamo del chino ho-pai. En las cercanías de Nínive se han hallado cauris, y también en Transcaucasia y Creta, Turquestán y Escandinavia. Parece ser que este pequeño y amado objeto redondo ha acompañado al hombre durante siglos sin cuento de su desarrollo y que estaba tan ligado a su vida emocional como a sus negocios cotidianos.[76]

Afirma Kluge que la palabra porcelana viene de la Concha veneris,[77] y con ello confirma la relación por mí supuesta, sobre todo dado que sabemos que la vulva en general se identificaba con conchas y caracolas.10 El

10 Concha venérea, concha de Venus, es sólo el nombre an tiguo del cauri, como supone Jackson. Señala además la gé nesis del nombre Cypraea, relacionado con Chipre. Porque el

 

 

 

 

 

166                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

hecho de que los cauris fueran incluso llamados puer cos por griegos y romanos (Varrón califica formalmen te el órgano sexual femenino de porcus) los ponen en relación no sólo en el Asia oriental, sino también en Europa, con el animal sacrificial más antiguo, al lado del perro.

Ya Varrón (II, 4), aludiendo a las costumbres de la cose cha y la usanza en las bodas de la realeza, hace observar cómo debe haber sido el puerco el primer animal sacri ficial, en el Lacio como en la Grecia antigua. El puerco podía emplearse en todos los sacrificios de purificación y expiación y por consiguiente ser presentado a las más diversas divinidades. Como es natural, las primeras que entraban en consideración eran las antiguas divinidades agrícolas. [79]

Por hallazgos prehistóricos se sabe que la cria de bovinos y sobre todo la de puercos data en Grecia, cuando más tarde, del 7000 a. c.,[80] y es probable que de antes, o sea que el sacrificio de puercos es por lo menos de igual antigüedad. Y es que la cría de ani males tenía ante todo su utilidad en el culto, donde el animal sacrificial encarnaba en el sacrificio una econo mía de las pulsiones que servía de base a la economía social. Allí donde se criaban animales en rebaños se hacía ante todo con un fin especial: el sacrificio.[81] El concepto de alimentación, y por ende de reproduc ción de la fuerza de trabajo, para emplear un término moderno, es una racionalización tardía del sacrificio.

En Grecia hubo ya en tiempos muy antiguos un culto

nombre clásico debió ser también Cipria, que no es sino otro nombre de la Afrodita adorada en Chipre. "Cypraea o más clásicamente Cipria se deriva de uno de los muchos atributos de Afrodita, debido sin duda a su culto, no sólo inaugurado sino durante muchos años centralizado en la isla de Chipre, entonces lozana y risueña, emporio de riqueza industrial. Ho rado (Odas, I, 3, 1) la llama Diva potens Cypri y Tibulo (Tib., III, 3, 4) se dirige así a ella: Et faveas conchâ, Cypria, vecta tud."[78]

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  167

sacrificial que delata la relación entre el sacrificio del puerco y la sexualidad reprimida encamada en el sexo femenino. Las mujeres de Atenas presentaban un sa crificio expiatorio de puercos en

las tesmoforias consagradas a Deméter y Perséfone en ho nor de un cierto Eubulo, cuyos puercos hubieron de hun dirse en la tierra que se abría cuando el rapto de Persé fone [subrayado por mí, h. K.].[82]

No necesita más interpretación el simbolismo de que aquí fuera Perséfone remplazada por puercos, o gana da con el sacrificio de los puercos, así fuera por poco tiempo. El que los puercos caigan en la tierra abierta, como en la interpretación de los sueños, ha de decla rarse a la inversa; los puercos son el primer producto cultural, debido a la represión del sexo femenino. A este sacrificio se debe además el esquema de reproduc ción orientado hacia la fecundidad. Fue el sacrificio de un lechen el que se hizo para dar fecundidad a la tierra, como quiera que la palabra puerco haya de re lacionarse con la fecundidad.[83]

Eran las tesmoforias una fiesta de la fecundidad que superaba en difusión a todas las demás fiestas de Grecia.

La fiesta de las mujeres se celebraba durante tres días, y en el mes, correspondiente más o menos a nuestro oc tubre, en que se sembraba el grano nuevo. De grutas subterráneas llamadas mégara traían unas mujeres esco gidas expresamente para ello lo que quedaba de unos lechones que en un día determinado, unos tres meses antes, se habían arrojado vivos a las grutas. Los lechon-cilios descompuestos eran mezclados con otras ofrendas en el altar de las tesmophoroi, como se llamaban Deméter y Core en calidad de señoras de la fiesta, y a continua ción añadidos a la nueva siembra. El arcaico rito estaba destinado a asegurar la fecundidad de los campos, pero también la de las mujeres, porque el tercer día de las tesmoforias se llamaba kaligenia, y como su nombre indi ca, tenía que ver con la preñez y el buen parto.[84]

 

 

168                ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

Pero también en los misterios de Eleusis, introducidos con visible posterioridad y que ya no eran una fiesta puramente femenina, sino a la que asistían hombres y mujeres, el sacrificio de puercos desempeñaba el mismo papel de garantizar la reproducción de la sociedad. Esto lo confirman también las monedas de Eleusis, que en el reverso llevan la representación de un puerco. TambiénBaubo sentada en un puerco alude al mismo esquema de reproducción. Está sobre el animal sacri ficial perteneciente al culto de Deméter, cuya antece sora es posible que fuera ella.

Dice Herodoto que el culto de Deméter debía pro ceder de Egipto. Pero las relaciones de reproducción que constituyen su fundamento son antiquísimas, como ahora sabemos, y en cierto modo condición sine qua non de toda cultura.

De hecho, la relación de los puercos con el cultivo de cereales en Egipto, característica de aquella festividad de la siembra, tiene otras pruebas en su favor. Por Herodoto sabemos que los habitantes del delta del Nilo hacían meter pateando por puercos en la tierra el grano para la siembra, y que trillaban asimismo su parva con ayuda de puercos (n, 14). Las pinturas murales egipcias nos lo confirman. Además, el cultivo de los cereales y la cría de puercos son dos conquistas de los hombres de la edad de piedra, como lo prueban las excavaciones practicadas en asentamientos prehistóricos. En el rito de los lechones de la fiesta griega de la sementera pervivía la tradición de aquella edad. Es un rito con toda seguridad más antiguo que las diosas helénicas Deméter y Core. [85]

Es posible que los ídolos que nos ha dejado el neolí tico fueran antecesores tempranos de Deméter. Pero no cabe ninguna duda de que representan las mismas relaciones de reproducción basadas en la fecundidad.

En Egipto todavía se practicaban los sacrificios de puercos, por ejemplo para Osiris, que entre otras fun ciones tenía la de dios lunar. Aunque, como informa

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  169

Herodoto (II, 47), los porqueros tenían allí prohibida la entrada en el templo; correspondía esto ya a una tendencia que entre los judíos, y después los musul manes, condujo a prohibir completamente el consumo de carne de puerco. Sus religiones represoras de los elementos matriarcales no podían tolerar aquella ambi valencia. También Seth, en la mitología egipcia, se transforma en puerco, y al verlo los ojos de Horus, quedan "dañados", y el dios se enferma. Aparte de esto, el puerco está relacionado con la luna, y para Horus, señor del ojo lunar, se hacen sacrificios de puer cos. Además, en el plenilunio se sacrifican y consumen puercos en honor de Selene y Dionisos, como nos dice Herodoto (II, 47). Y los pobres que no tienen puercos hacen imitaciones de masa, las cuecen y se las comen.

Para nosotros no es incomprensible el significado del "daño" que la vista del puerco inflige a los ojos de Ho rus. Sabemos que el mito de Edipo como el culto de Deméter proceden probablemente de Egipto [86] y que el castigo por el incesto es desde tiempos muy antiguos la ceguera, o sea la castración. Entonces la vista del puerco "daña" los ojos de Horus —su madre Isis es representada asimismo en figura de puerco—, proba blemente en respuesta a sus deseos incestuosos; es de cir: queda castrado.

La diosa del cielo, Nut, es también representada como puerca con lechones, que se traga sus hijos, las estrellas, para volverlos a parir una y otra vez y no padecer así la suerte de Medusa, que contradecía este principio económico. Demuestra que se trata de un principio eco nómico el hecho de que los egipcios llevaban amule tos con la puerca y sus lechones como símbolo de fe licidad, que procuraba riquezas.[87] En el museo egipcio de Berlín hay también una estatuilla que señala esas mismas relaciones de reproducción. Se trata de una figura femenina con cabeza de puerco que debe proce der de las cercanías de Abidos, el mismo lugar donde

 

 

170                ESTRUCTURA LIBID1NAL DEL DINERO

se hallaron en tumbas los cauris, que no sólo se vincu lan por el nombre, porculi, con los puercos.[88]

El sacrificio de puercos o sus sustitutos desempeñan siempre el mismo papel creador de fecundidad y ri queza. También en Alemania se conocen costumbres semejantes de sacrificio. En la Franconia media por ejemplo, el trillador que da el último golpe recibe el Saufud, o sea que en la comida en común celebrada para la ocasión recibe una galleta en forma de puerca madre, con partes sexuales muy grandes.[89]

Correspondiendo a los usos de los trilladores... la aso ciación de Los (puerca), Batze (puerco macho castra do), etc., señalará aquí un sacrificio de puercos y el Saufud la antigua costumbre sacrificial de cortar los ge nitales a los animales que se iban a matar y de consa­grarlos a la deidad. Y aquí debe entenderse también la maternal diosa de la Tierra, según aparece en Alemania en la figura de Fría, Berchta, Holda, etc. Con ella fue el puerco otrora símbolo de la fecundidad y estuvo ade más, por su índole hozadora, en relación muy íntima, porque también los cachorros de Holda fueron llamados puercos, y la diosa misma alguna que otra vez fue la Madre de los puercos. [90]

El puerco era otrora un animal sacrificial expresa mente femenino, ya que se le empleaba para la arti culación de las relaciones con la naturaleza mediadas socialmente y fundadoras de la fecundidad como es quema de la reproducción.

También en el damium, fiesta principal de la Bona Dea, y con exclusión de los hombres llevaban a principios de diciembre a la casa de un magistrado cum imperio una porca las matronas romanas, con participación de las vestales.[91]

El sacrificio de puercos desempeñaba también un pa pel especial en los triples sacrificios, tan comunes en

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  171

Roma, y en Grecia también, los suovetaurilia, donde se sacrificaban un cordero, un puerco y un toro. Los suovetaurilia tenían ante todo un efecto purificador y se empleaban también para hacer fértiles los campos, lo que no hace sino corrobarar el carácter racionalizador de la idea de fecundidad como principio de repro ducción.

También en la conclusión de convenios solemnes era usual el triple sacrificio, en el cual se mojaba la mano o la es pada de los celebrantes en la sangre del animal sacrifi cado. Una idea cultual sumamente antigua en la con clusión de las alianzas era matar el verraco sacrificial con una piedra de sílex, lapis de Júpiter, que se conser vaba en el templo de Júpiter Feretrio y era considerado símbolo de la cólera vindicativa del dios máximo. Em pleando tales símbolos sagrados después de la lectura de una antigua fórmula de alianza por el pater patratus, el fecial autorizado, según informa Livio (I, 24), se ce lebró la alianza entre Roma y Alba Longa. De modo se mejante ejecutan los feciales sacrificios de puercos según el rito antiguo en los actos entre naciones. Así como el puerco era el animal a sacrificar en las alianzas interna cionales..., lo era también en el contrato conyugal. La pareja que se casaba debía sacrificar conjuntamente un puerco en Etruria, como en el Lacio y Magna Grecia. Con la grasa del puerco se untaban las jambas de la puerta que daba entrada en la vivienda de los recién casados (Varrón, II, 4, 9). En las monedas de Domiciano se advierte que todavía en el año 841 de Roma ha dedi cado el emperador un puerco como sacrificio expiatorio por la ciudad en la tiesta secular por él instituida, a la diosa Tellus.[92]

El sacrificio del sexo femenino —pues en su lugar está el puerco— constituye entonces no sólo la familia sino además todas las formaciones culturales, como ya vimos en la mitología de los Mbowamb de Nueva Gui nea y en el mito de Hainuvele de la isla de Ceram. Para la familia o para el estado, el sacrificio de puer-

 

 

 

 

 

172                          STRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO

cos tiene la misma función: ayudar a una comunidad que se eleva sobre la naturaleza a domeñar a esta para poder explotarla. Se convierte así en medio de vida de la comunidad, cuya cohesión interna basa al mismo tiempo sobre aquella represión. En este senti do, el estado romano era, como todo estado, una sola empresa imperialista.

No es tampoco sorprendente que el asado de puerco en Grecia y Roma fuera el verdadero asado de festi vidad, si sabemos que el puerco fue el primer animal. sacrificial y cosas como la utilidad y el gusto son ade lantos culturales debidos al culto sacrificial. Son en cierto modo sublimaciones de lo reprimido. Sobre la base del sacrificio se constituyen las relaciones de la vida material. La vinculación del puerco con el fondo libidinal reprimido se manifiesta también en su capa cidad curativa. Las más diversas partes del puerco eran valiosas para la medicina de los antiguos que, al con­trario de la medicina de la Ilustración, entendían la enfermedad como conflicto entre represor y reprimido, como vuelve a suceder en la medicina contemporánea. Por eso el verdadero sanador no era, por ejemplo, el propio Esculapio sino su anexo, la serpiente, que re presenta la pulsión reprimida.

Espero haber hecho ver claramente con los ejemplos dados en este capítulo que todos los objetos del sacri ficio, sus sustitutos y requisitos, ya se trate sólo de puer cos, de conchas de cauri, de sal, etc., que en la pe queña sociedad de los Mbowamb, donde hasta ahora no llegó la historia universal, encarnan las relaciones de reproducción sociales, no son especialidad exclusi va de esta sociedad. Porque se trata también aquí de un sacrificio, y por cierto que del sacrificio del sexo femenino, sobre el que se funda un complejo básico de formas de organización social que, cuando menos en esta parte medular, atañe a todas las sociedades. El puerco, que es junto con las mujeres uno de los pri meros productos de la civilización, la primera forma

 

 

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  173

de propiedad y como animal sacrificial asimismo una forma predecesora del dinero —como en el fondo también las mujeres—, como formación sustitutiva del objetivo pulsional original, reprimido en la prohibición del incesto, es dotado de la libido perteneciente a la meta pulsional original. El hambre y el amor son, y no sólo según Freud, las pulsiones que determinan la re lación social natural. Y de hecho la represión de la realización de los deseos sexuales instintivos, en cual quier forma que sea, mueve a nuevas formaciones sus-titutivas que representan la meta pulsional original.

La propiedad es ante todo representada por la mu jer, que a consecuencia de la prohibición del incesto, común a todas las sociedades, sustituye la meta libidí-nal primaria, del mismo modo que posteriormente to das las formas de propiedad son remplazantes de un objeto de amor primario pero prohibido.-La mujer es la primera propiedad del hombre,[93] es comprada y así se vuelve posesión y objeto, en todo caso en la mayoría de las sociedades, y resulta la base de una so ciedad organizada de acuerdo con el principio de fe cundidad como esquema de reproducción. El sacrificio del sexo femenino, o de la sexualidad encarnada en el sexo femenino, conduce a la compra de la mujer y a relaciones de objeto que representan el retorno de los deseos instintivos otrora reprimidos. Dice a este respec to Bachofen:

Es la propiedad la que asigna al hombre, con el suelo, los frutos, somete al derecho del hombre los hijos paridos por el vientre de la madre y finalmente hace válida la máxima de que la mujer, como la tierra, sólo puede ser objeto y nunca dueño de la propiedad.[94]

Aun cuando Bachofen quiere entender que este argu mento sólo se aplica a la llamada sociedad patriarcal, es valido también en las sociedades organizadas con su cesión matrilineal, porque tampoco en éstas son las mu-

 

174                ESTRUCTURA L1BIDINAL DEL DINERO

jeres, sino sus hermanos, quienes en definitiva pueden disponer de la propiedad, sólo que en las llamadas cul turas de horticultores el principio de reproducción de la fecundidad posee tal poder que con él se presta mayor validez al sustrato natural de donde se deriva ese prin cipio. En esas sociedades matriarcales, las mujeres son funcionarios del principio encarnado por ellas. Hablar de dominio de las mujeres no tiene ninguna base por que incluso las matronas, a las que en determinadas circunstancias podía otorgarse cierto poder, no son otra cosa que administradoras de las antiguas leyes recibi das, que regulan la vida de la sociedad.

Este principio de reproducción planteado con el es quema funcional de la fecundidad desarrolla por su parte muchas encarnaciones y formaciones sustitutivas porque, como enseña el psicoanálisis, la pulsión repri mida encarnada en las formaciones sustitutivas insiste en realizarse y es así causa de nuevas represiones. Todas las formaciones sustitutivas representan también una parte del objeto reprimido de incesto, cuya pérdida está ligada a la angustia de castración. Por eso reaccionan los neuróticos, y en este caso lo son más o menos to dos los miembros de la sociedad en quienes la represión no ha logrado acabar por completo con el complejo de Edipo, a la pérdida de propiedad con una angus tia de castración.[95] El sacrificio de puercos tiene la virtud de librar de las tentaciones de los deseos pulsionales incestuosos —o sea ejerce una acción purifica dera— y posibilita así el desenvolvimiento sin tropiezos de la reproducción basada en la represión. El que este sacrificio haya de repetirse continuamente señala'la im posibilidad de acabar con el fondo libidinal.

En tanto que vagina, el cauri, así como el puerco, representa el principio social de reproducción de !a fe cundidad, y en la forma de vagina dentata, el fondo pulsional a reprimir, la naturaleza todavía no socia lizada, la gorgona o el basilisco; es decir, representa una relación de producción. Todas las formas de di-

 

ABSTRACCIONES SACRIFICIALES                  175

nero nacidas de esta esfera pulsional —y no hay nin guna forma dineraria que no deba su existencia a esta ambivalencia pulsional— tienen esta doble función, por encarnar simultáneamente la función socializante del sacrificio del anárquico fondo pulsional y este mismo fondo pulsional anárquico. De ahí esta necesidad del dinero en apariencia ineludible. Todas las formas y protoformas del dinero tenían aplicación para el mal de ojo y eran así símbolo de fecundidad social tal y como sirven de esquema a la reproducción social: el dinero tenía la propiedad de rechazar todo lo desorga­nizado, lo que ponía en peligro la continuidad de la existencia social. Pero simultáneamente simboliza el di nero también las pulsiones desorganizadas, la naturaleza desorganizada tal y como aparece en la deformación social de las llamadas perversiones. Mas también para la curación eran precisamente útiles en esa forma im pura, por ejemplo, los cauris. Y así sirven todavía para el hechicero, por ejemplo en Nigeria. En algunas co marcas de África fueron siempre útiles los cauris con tra el mal de ojo. Por ejemplo, los árabes adornaban sus caballos con ellos para protegerse de las potencias del mal. Mahoma prohibió consecuentemente que se llevaran collares de cauris,[96] porque todavía temía también aquella ambivalencia y veía nacer el mismo mal de ojo en los cauris.

El mal de ojo y la sexualidad prohibida en general y el deseo incestuoso en particular son sinónimos, como lo confirma por ejemplo aquella frase italiana que suele decirse a la madre que mira a su hijo con mucho amor: Guarda che non colga mal d'occhio ("No le vaya a dar mal de ojo").[97] Finalmente, se atribuye la infecundidad al mal de ojo, que también hace al hombre impotente. [98] Y así todas las formas del di nero mencionadas antes pueden emplearse contra el mal de ojo: el disco lunar relacionado con el mar como principio generador, todas las conchas y caracolas em pleadas como dinero,[99] y no sólo los cauris, y también

 

 

176                ESTRUCTURA LIBID1NAL DEL DINERO

la sal,[100] así como las monedas hechas con el metal lunar, la plata, como el tálero de María Teresa, sino también las monedas de oro. Sirven asimismo contra el mal de ojo los anillos de todo tipo porque encarnan como símbolo de la vagina la misma relación natural, por ejemplo anillos como cuentas de piedra, como las perlas aggri que en África tienen curso como dinero, discos de concha perforados y también el dinero en ani llos de los antiguos egipcios, representado en pinturas murales en relación con bovinos sacrificiales reprodu cidos en oro, empleados como pesas para pesar el di­nero anular. También entra en este contexto el dinero anular de los celtas. En todo el mundo hubo dinero en forma de anillos, que como símbolo es demasiado ine quívoco para que no hubiera de haberse utilizado en todas partes del mismo modo. En resumen, todas las formas dinerarias se emplean en este contexto y con ello publican la misma función social del dinero.

Todas las formas primarias de dinero aquí mencio nadas son encarnaciones de una relación de producción que se basa en la represión de los deseos pulsionales. Las relaciones sociales dinerarias se vuelven así rela ciones de objeto, en que las cosas encarnan lo reprimi do y las relaciones objetivas con ellas adquieren en cierto modo carácter incestuoso y a cada nueva repre sión provocan nuevas encarnaciones. En esto la histo ria avanza negativamente. Porque con cada represión no se excluye el retorno de lo reprimido, lo que es oca sión de nuevas actividades represoras. Pero en ello reside también el adelanto de la historia, el desarrollo de la cultura; porque sólo como reprimido retornante se tiene conciencia de lo reprimido como tal. La po sibilidad de la conciliación con lo reprimido tiene por premisa esta negación.

 

 

 

 

 

NOTAS Estructura libidinal del dinero CAPÍTULO 6

[I] Georg F. Vicedom y Herbert Tischner, Die Mbowamb, Die Kultur der Hagenberg-Stämme im östlichen Zentral-Neuguinea, 3 vols., Hamburgo, 1943-1948.

[2] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 1, p. 116.

[3] Cf. Vicedom y Tischner, "Pitlima Kontom", en Die Mbowamb, vol. 3, pp. 74-78.

[4] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 3, p. 75.

[5] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 3, p. 75.

[6] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 3. p. 76.

[7] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 3, p. 76.

[8] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 3, p. 76.

[9] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 327.

[10] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 107.

[11] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 327.

[12] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 204.

[13] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 1, p. 118.

[14] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 430.

[15] Cf. Sigmund Freud, "Tótem y tabú", cit.

[16] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 430.

[17] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 464.

[18] Vicedom y Tischner, Die Mbawamb..., vol. 2, p. 472.

[19] Cf. Marcel Mauss, Essai sur le don.

[20] Herodoto, Los nueve libros de la Historia, México, Editora Nacional, 1973, t. 1, p. 438.

[21] Marcel Mauss, Essai..., cit.

[22] Vicedom y Tischner, Die Mbowamb..., vol. 2, p. 92

[23] Vicedom y Tischner, Dief Mbowamb..., vol. 2, p. 457.

[24] Artemidor von Daldis, Traumbuch, übertragen von F. S. Krauss, bearbeitet und ergänzt v. Martin Kaiser, Basilea, 1965, pp. 185-186.

[25] Artemidor, Traumbuch..., p. 235.

[26] Cf. Wilheim Stekel, The Interpretation of Dreams, Nueva York, 1943, t. 1. p. 115.

[27] Cf. Jürgen Deutsch, Die Zahlungsmittel der Naturvölker..., cit., pp. 39-41.

[28] Géza Róheim, "Mondmythologie und Mondreligion", Imago, vol. 13, Leipzig, Viena-Zurich, 1927, p. 458.

[29] Apomasaris, Traumbuch, übers. v. Lewenklav, Wittenberg, 1627, cit. en Pongracz y Santner, Das Königreich der Träume, Viena-Hamburgo, 1963, p. 297.

[30] Cf. Géza Róheim, "Mondmythologie und...", cit., p. 457.

[31] Ct. Géza Róheim, "Mondmythologie und...", p. 512.

[32] Sigmund Freud, "Psicoanálisis". Obras completas, vol. II, p. 149.

[33] Cf. F. Boas, Notes on the Ethnology of British Co lumbia, p. 472, cit. por Heinrich Schurtz, Grundriss einer Entstehungsgeschichte des Geldes, Weimar, 1898, p. 45.

[34] Cf. Géza Róheim, "Mondmythologie und...", cit., p. 478.

[35] Cf. I.I.M. de Groot, "Les fêtes annuellement célébrées á Emoui", Annales du Musée Guimet, cit. por Géza Róheim, "Mondmythologie und...", p. 478.

[36] Cf. Géza Róheim, "Mondmythologie und...", p. 479.

[37] Schleiden, Das Salz, Seine Geschichte, seine Symbolik und seine Bedeutung im Menschenleben, 1875, pp. 92-93, cit. por Ernest Jones, "Die Bedeutung des Salzes in Sitte und Brauch der Völker", Imago, t. 1, Leipzig-Viena, 1912, pp. 367-368.

[38] Ernest Jones, "Die Bedeutung des Salzes...", p. 369.

[39] Levitico, 2, 13, cit. por Ernest Jones. "Die Bedeutung des Salzes...", p. 369.

[40] Walter Botsch, Salz des Lebens, Stuttgart, 1971, p. 7.

[41] Números, 18, 19. cit. por Emest Jones, "Die Bedeutung des Salzes...", p. 369.

[42] 2 Crónicas, 13. 5, cit. por Ernest Jones, "Die Bedeu tung des Salzes...", p. 369.

[43] Ernest Jones. "Die Bedeutung...", p. 363.

[44] Ernest Jones, "Die Bedeutung...", p. 364.

[45] Cf. Ernest Jones, "Die Bedeutung...", p. 363.

[46] Ernest Jones, "Die Bedeutung...", p. 382.

[47] Cf. Ernest Jones, "Die Bedeutung...". p. 377.

[48] Cf. Ernest Jones, "Die Bedeutung...", p. 372.

[49] Cf. Ernest Jones, "Die Bedeutung...", p. 378.

[50] Ernest Jones, "Die Bedeutung...", p. 468.

[51] Cf. Ernest Jones, "Die Bedeutung...", p. 379.

[52] Cf. A. Hingston Quiggin, A Survey of Primitiv Money, Nueva York-Londres, 1970, p. 53.

[53] Jürgen Deutsch, Die Zahlungsmittel der Naturvölker in Afrika, p. 145.

[54] Cf. A. Hingston Quiggin, A survey..., cit., pp. 46, 47, 51-55, 62, 67, 97, 101, 103, 106, 257-259, 220, 221, 15, 16, 202, 192.

[55] Ct. S. Seligmann, Der böse Blick und Verwandtes, Berlín, 1910, t. 2, p. 126.

[56] S. Seligman, Der böse Blick..., p. 204.

[57] Ct. Herbert Kühn, Das Erwachen der Menschheit, Francfort del Meno, 1958, p. 73.

[58] Cf. Herbert Kühn, Das Erwachen..., pp. 53í.

[59] Herbert Kühn, Das Erwachen..., p. 75.

[60] Cf. Herbert Kühn, Das Erwachen..., pp. 76-77.

[61] Cf. Oskar Schneider, Muschelgeld-Studien, Dresden, 1905.

[62] S. Seligmann, Der böse Blick..., cit., pp. 126-127.

[63] Ct. Oskar Schneider. Muschelgeld..., cit., p. 118.

[64] Sigmund Freud, "Das Unheimliche", Gesammelte Werke, vol. 12, Londres, 1947, p. 243.

[65] Cf. Otto Fenichel, "The Scoptophilic Instinct and Identification", Collected Papers, Nueva York. 1953, p. 392.

[66] M. Pongracz y I. Santner, Das Königreich..., cit., p. 231.

[67] C(. Sibylle von Cles-Reden, Die Spur der Zyklopen, Colonia, 1960. p. 26.

[68] Cf. Oskar Schneider, Muschelgeld..., cit., p. 103.

[69] Cf. Oskar Schneider, Muschelgeld..., p. 104.

[70] Cf. A. Hingston Quiggin, A Survey..., cit., p. 225.

[71] Marco Polo, Viajes, México, Espasa Calpe, 1958, p. 124.

[72] Cf. Oskar Schneider, Muschelgeld..., cit., p. 112.

[73] Oskar Schneider, Muschelgeld..., p. 115.

[74] Cf. Thomas Eric Peet y William Leon S. Loat, The Cemeteries of Abydos, 1913.

[75] Cf. Jürgen Deutsch, Die Zahlungsmittel..., cit., p. 61.

[76] M. Hiskett, "Materials Relating to the Corwry Currency of the Western Sudan, II", Bulletin of the School of Oriental and African Studies, Univ. de Londres, 1966, vol. 19, parte 2, pp. 339-340.

[77] Cf. F. Kluge, Etymologisches Wörterbuch der deutschen Sprache, Berlín, 1960, p. 560.

[78] L. Wilfrid Jackson, Shells as Evidence of the Migrations of Early Culture, Manchester, 1917, p. 139.

[79] Orth, "Schwein", re, vol. 2, a, 1, Stuttgart, 1921, col. 813.

[80] Cf. Reiner Berger, Science del 19-1-1973, cit. en Die Zeit del 9-II-73.

[81] Cf. Bernhard Laum, Heiliges Geld, cit., y Viehgeld und Viehkapital, cit.

[82] Orth, "Schwein", cit., col. 812.

[83] Cf. Orth, "Schwein", col. 801.

[84] Erika Simon, Die Götter der Griechen, cit., p. 92.

[85] Erika Simón, Die Götter..., p. 92.

[86] Ct. Erika Simón, Die Götter..., p. 92, e Immanuel Velikovsky, Oedipus and Akhnaton, cit.

[87] Cf. Hans Bonnet, Reallexikon der ägyptischen Religionsgeschichte, Berlín, 1952, pp. 690-691.

[88] Cf. Thomas Eric Peet y William Leon S. Loat, TheCemeteries of Abydos, 1913, pp. 461.

[89] Cf. Ulrich Jahn, Deutsche Opfergebräuche, Breslau, 1884, p. 105.

[90] Ulrich Jahn, Deutsche Opfer..., pp. 105-106.

[91] Orth, "Schwein", cit., col. 814.

[92] Orth, "Schwein", col. 814.

[93] Cf. B. Malinowski, The Family among the Australian

Aborigines, 1913. p. 288, citado por Géza Róheim. "Die Urformen und der Ursprung des Eigentums“, Internationales Archiv für Ethnographie, t. 28, 1-2 Leiden, 1927, p. 24.

[94] J. J. Bachofen, Vaterrecht unter dem Gewande des Eigentums, en Werke, vol. 8, Basilea-Stuttgart, 1966, p. 443.

[95] Cf. Géza Róheim, "Die Urformen...", cit., p. 27.

[96] Cf. M. Hiskett, "Materials Relating..., cit., p. 341.

[97] S. Seligmann, Der böse Blick..., cit., vol. 1, p. 104.

[98] Cf. S. Seligmann, Der böse Blick..., vol. 1, p. 199.

[99] Cf. S. Seligmann, Der böse Blick..., vol. 2, pp. 126-127.

[100] Cf. S. Seligmann. Der böse Blick..., vol. 2. pp. 33-38.