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Horst Kurnitzky

La génesis del dinero

2. LA GÉNESIS DEL DINERO A PARTIR DEL CULTO SACRIFICIA


Horst Kurnitzky,LA ESTRUCTURA LIBIDINAL DEL DINERO,

2ª ed., Siglo XXI, México 1992.

(Traducción de Félix Blanco)

 

 

 

2. LA GÉNESIS DEL DINERO A PARTIR DEL CULTO SACRIFICIAL

 

Es Moneta 1 otro nombre de la diosa Juno,2 en cuyo templo se acuñaba la moneda romana, que por eso recibió el nombre de moneta, que sobrevive hoy todavía en las lenguas europeas: moneta, moneda, monnaie, money y aun Münze. Esta Juno es una de las múlti ples formas de la antigua divinidad materna itálica. En calidad de Juno Lucina es la diosa del alumbramien to, "la que 'da a luz' al niño" (Haug) y ayuda a todas las parturientas. En honor suyo se celebraban el 1 de marzo las matronalias.3 Como Juno Covella

1 "Cuenta Cicerón en De divinatione (I, 101) que el nom bre de Moneta se debía a que la diosa de los romanos durante la guerra contra Tarento (272 a. C.) había dado un consejo (monere). No nos dice en qué consistió tal consejo. Pero ya mediado el siglo III a. C. en una construcción accesoria del templo, y al parecer equivocando la denominación, se instau ra la primera casa de moneda (moneta) de Roma." [1] Afirma Haug que "Moneta significa probablemente 'la consejera' (demoneo)".[2] Y Gerloff: "En su calidad de Moneta es la diosa, la distribuidora o adjudicadora, que mide, con la balanza, el celemín o la vara —los símbolos de su actividad que se le adjuntan en las monedas—, al individuo su parte de los dones de las distribuciones públicas, con frecuencia honores y pre mios o remuneraciones públicos." [3] H. Le Bonniec: "La eti­mología es insegura. Juno Moneta había advertido otrora a los romanos que sacrificaran una puerca preñada a manera de expiación por un terremoto (Ci. div. I, 101)."[4]

2 "El templo de Juno Moneta, erigido en la colina nordeste del monte Capitolino, la fortaleza, fue honrado en la guerra contra los auruncos por el dictador Furio Camilo, en el año 409=345, y al año siguiente lo consagraron." [5]

3 "En Roma tenía Juno Lucina un bosquecillo sagrado an tiquísimo, situado en el Esquilino, en la cumbre del monte Cispio." [6]

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le estaban consagrados los principios de mes: se la identificaba además como diosa lunar, y en la forma de Juno Caprotina tenía el significado de una diosa de la fecundidad femenina.4 Aparte de esto. Juno guar da la castidad de señoras y doncellas, ampara la mens truación y es adorada como diosa del matrimonio, así como posiblemente también Juno Moneta (Haug). En calidad de diosa del matrimonio se la identificaba asi mismo con la Hera griega. Y finalmente, como Juno Regina es la gran madre que protege la ciudad y el estado, que se remonta a la Uni etrusca. En compañía de Júpiter se equiparaba a la pareja divina de los griegos, Hera y Zeus.

Pero Juno Moneta representa una fase relativamen te adelantada en la historia de la Antigüedad, puesto que la diosa madre Juno se había dividido ya en mu chas encarnaciones y funciones, así como el cielo se había poblado de dioses y héroes. No obstante, hay que recordar una cosa: que la casa de la moneda romana se halla en el templo de la diosa, el locus sacer, donde hoy se eleva la iglesia de Santa María Aracoeli.6

 

4 "Al pie de una higuera silvestre (caprificus) debían cele brarse el sacrificio y el festín, como en la festividad de las lupercales: el higo constituye la imagen de los genitales feme ninos." [7]

5 La relación que yo supongo entre culto y dinero en ge neral y casas de acuñación y diosas madres en particular es combatida por autores que racionalizan sin concepto, como por ejemplo K. Regling,[8] quien rechaza también, sin motivos, la interpretación de Ernst Curtius [9] y también Bernhard Laum.[10]

En cambio yo referiré mí argumentación a la misma relación material y física que estos autores sustentan. Además, mi ar­gumentación va dirigida asimismo contra aquel marxismo po sitivista que sólo comprende ahistóricamente la mediación de la naturaleza con la perspectiva de la orientación naturalista-industrial e idealistamente ni siquiera ve la base natural de la sociedad, así como rechaza, hostil al conocimiento, toda relación sustancial del desarrollo del dinero con el culto, remi­tiéndola a la pura ideología.

 

 

 

 

 

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Ya el hecho de que las monedas romanas las mandara acuñar el Estado hace suponer que en los lugares donde las acuñaban y en su nombre hay una reminiscencia que denota su origen sacro. El que los romanos fun daran su casa de la moneda en el templo de Juno pro viene, según E. Curtius, del templo de Hera, en el promontorio lakínico, junto a Crotona, que antigua mente dominaba el comercio del Mediterráneo.6

Si los romanos inauguraron su casa de la moneda en un templo de Juno, bien puede suponerse que esto tuvo re lación con la Juno lakínica, en cuyo lugar se erigía en tonces, en el Capitolio, un nuevo centro de circulación dineraria en la baja Italia.[12]

Pues para todo lo relacionado con la moneda en la Mag na Grecia y que denota una ordenación planeada, no se halla más punto de enlace que el templo de Hera en el promontorio lakínico, que fue el centro religioso de todos los italiotas, comunicado con todas sus ciudades por vías procesionales y que era un emporio de riqueza, el lugar donde coincidían el comercio de ultramar y el del interior, un centro industrial y probablemente también el punto de partida para la explotación de las minas junto a losgolfos esquilético y terinaico.[13]

Señala Curtius el hecho de que el dinero fuera ori ginariamente en Grecia dinero del templo y que las monedas no las emitiera el estado sino las autoridades del templo, con el ejemplo de

6 También Erika Simón confirma que pudo haber una re lación entre la Juno Moneta y la diosa griega de la moneda, Hera: "También Juno, que corresponde a ella [Hera] regía en Roma la acuñación de moneda. Por cierto que los eru ditos suponen que esta función de Juno Moneta era casual y su origen se debía a la cercanía de su templo del Capitolio y la casa de la moneda. El desarrollo considerado hasta aquí en Grecia, válido también para la Italia 'criadora de reses', excluye toda casualidad." [11]

 

 

 

 

 

 

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la moneda nacional de la Arcadia antigua, con la imagen de Zeus Liceo y la leyenda Arkadikon, que sólo podía emitir el funcionario que guardaba el tesoro nacional en el Olimpo arcadio y organizaba juegos solemnes en su ho nor con valiosos premios. [14]

Cita además Curtius:

la presencia de monedas griegas en lugares que o nunca fueron comunidades independientes, como Orthia de la Élide, o bien perdieron pronto su independencia y sin embargo siguieron acuñando moneda, como por ejemplo Casiope en la isla de Corcira, que todavía en los últi mos tiempos del Imperio tenía su propio taller de acu ñación. [15]

Con la Hera Lakinia vuelve a ser el templo de la madre de los dioses 7 el centro de la circulación dine-raria, y la emisión de moneda procede del ritual sa crificial del templo. Hera es aquí la diosa madre de los antiguos pelasgos, que garantizaba la fertilidad de la tierra.8 Adoptada por los griegos, su animal sagrado

7 En la mitología griega es Hera hija de Cronos y Rea, la ma dre Tierra. Supone Erika Simon que Hera sería una de las más antiguas divinidades griegas, y con seguridad mucho más anti gua que Zeus: "Con las excavaciones realizadas a partir de la segunda mitad del siglo pasado —y sobre todo las más recientes— Hera ha resultado ser una de las más antiguas y veneradas divinidades de los griegos... su templo llevaba ya dos siglos en Olimpia cuando se erigió el de Zeus." [16] "Es seguro que la diosa procede del Egeo pregriego. Dice Herodoto (2, 50) que los helenos habían adoptado la diosa Hera y las Carites [o Gracias], junto con toda una serie de otras divinidades —por cierto que exclusivamente femeninas— de los pelasgos. Para los griegos, los pelasgos habían sido los primeros pobladores de su tierra. Según sabemos también por Herodoto (6, 137), habían sido superiores a los helenos en la agricultura. Hero doto veía pues en Hera una antigua diosa autóctona relacio nada con los pelasgos, sedentarios y labradores. La tradición mítica y cultural, así como las excavaciones de los santuarios consagrados a Hera, lo confirman." [17]

8 Supone Ranke-Graves que el nombre de Hera viene de

 

 

 

 

 

 

 

 

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era la vaca, y ella misma también era venerada en forma de vaca. En su templo se mantenían rebaños sagrados para los rituales de sacrificio, y según parece, Aníbal le consagró en una ocasión una vaca de oro.[21]

Como las monedas al principio sólo se acunaban en unidades grandes, como las necesitaban los funcionarios del templo para su comercio exterior con dinero, siem pre había un pequeño bazar donde los administradores del templo cambiaban a los oferentes comunes vacas

He Era, la Tierra.[I8] En cambio, Jane Harrison afirma: "The ñame Hera means Year and there is not wanting evidence that she was at first the Year, the fruits of the Year incarnate. In far away Arcadia, where things still went on in primitive fashion, Hera, at Stymphalus, had three surnames and three corresponding sanctuaries. She was called and worshipped as Child, when married she was called Teleia, the Full-Grown, and last she had her sanctuary as Chera, Widow. The symbolism of the three surnames is transparent. In the Spring season, she is Child or Maiden, in Summer and Autumn she is Full-Grown, and in Winter she is a Widow. Her desola-tion is like the mourning of Demeter. Hera, then, as Year-Goddess, stood for the three seasons, figured as the three stages of a woman's life. At her Sacred Marriage, Homer (Il. xiv, 347 ss.) tells us: 'beneath them the divine earth sent forth fresh new grass and dewy lotus and crocus and hyacinth thick and soft, that raised them aloft from the ground. Therein they lay and were clad on with a fair golden cloud whence fell drops of glittering dew'. It is the very image of the fertility of early summer." [19] [El nombre de Hera significa Año, y no faltan pruebas de que fue primero el Año y la encarnación de sus frutos. En la lejana Arcadia, donde las cosas se hacían todavía a la manera primitiva, en Estínfalo, tenia Hera tres sobrenombres, a los que correspondían tres santuarios. La llamaban y adoraban como Niña, cuando estaba casada era Teleia, la Madura, y por fin tenía otro santuario bajo la advocación de Chera, Viuda. El simbolismo de las tres advocaciones es transparente. En primavera, es Niña o Don cella, en verano y otoño es la Madura, y en invierno es una Viuda. Su desolación es como el duelo de Demeter. Hera, pues, como diosa del Año, representaba las tres estaciones, fi guradas como las tres fases de la vida de una mujer. En su sagrada unión con Júpiter nos cuenta Hornero que "la tierra produjo verde hierba, loto fresco, azafrán y jacinto espeso y

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votivas por productos de la tierra. Terminada la cere monia, los servidores del templo volvían a juntar las vacas votivas, que así podían vender otra vez al día siguiente. Los rituales sacrificiales de este tipo permi tían a las autoridades del templo9 acumular grandes tesoros gracias al trueque de animales votivos por los productos de la tierra, con lo que finalmente se tuvo el motivo y la necesidad de un comercio muy activo (sobre todo con tierras lejanas) y los administradores del templo forzosamente se fueron animando a nego cios dinerarios cada vez más audaces; esto hace decir a Curtius que

tierno para levantarlos del suelo. Acostáronse allí y cubrié ronse con una hermosa nube dorada, de la cual caían lucien tes gotas de rocío" {Iliada, México, Porrúa, 1971, p. 120). Es la imagen viva de la fertilidad con que se inicia el verano.] Aún más complicadas son las suposiciones etimológicas de Erika Simón: "Al contrario de lo que sucede con el nombre de Zeus, la etimología del de Hera es oscura. Wilamowitz, Nilsson y otros eruditos han opinado que es la forma femenina de Herosy que significaba 'Señora'. Pero la lingüística no ha logrado hasta hoy un acuerdo. En una nueva interpretación se declara que Hera es la 'madura para el matrimonio', y en otra se la considera apofonía de Hora. Las Horas eran para los griegos diosas que hacían nacer la vegetación al cambiar las épocas del año. En el Heraion de Olimpia se er guían majestuosas sus antiguas imágenes junto a Hera (Pausanias, 5, 17, 1). La imagen de la Hera de Argos, obra de Policleto, llevaba como ornamento en su corona las Horas y las Carites, afines a ellas (Pausanias 2, 17, 4). Como se verá en el curso de nuestra consideración, Hera estaba tan ligada a la vegetación que sería perfectamente posible una relación lingüística con Hora. Se plantea la cuestión de si no se ría posible también una vinculación con el nombre de Rea, puesto que las dos, Hera y Rea, madre e hija en el mito griego, tuvieron en los primeros tiempos muchas funciones comunes. Y así ambas estaban, como las Carites y las Horas, íntimamente relacionadas con el culto a Dionisos. Hay además muchas cosas que indican que en los tiempos pregriegos se adoraba al pie de la colina de Cronos, en Olimpia, a una diosa que era al mismo tiempo Rea y Hera." [20]

9 El derecho a servir en el templo se arrendaba ya en los tiempos antiguos a cambio de una renta adecuada (Curtius).

 

 

 

 

 

 

 

 

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los dioses fueron los primeros capitalistas de Grecia, y sus templos las instituciones dinerarias más antiguas. Los te soros formados en el templo con los ingresos regulares, las consagraciones y los legados estaban al cuidado de los sacerdotes, que con su superior conocimiento del mundo sabían incrementarlos de muchos modos. Aprovechaban el carácter sagrado de los ámbitos del templo para recibir valiosos depósitos en tiempos de inseguridad general; ha cían préstamos a municipios y a personas privadas; los invertían en empresas remunerativas; y de su apoyo depen día la posibilidad de fundar colonias en tierras de ultra mar, así como la de guerrear vigorosamente, como los corintios contra los espartanos todavía al principio de la guerra del Peloponeso.[22]10

Además de los sacrificios y las consagraciones que se hacían permanentemente, en el servicio del templo ha bía también luchas, que se ejecutaban en las festividades del templo en honor de la divinidad a quien éste estaba consagrado. Era un arte sacerdotal el organizar, dirigir y perfeccionar los agones, y todos los gastos que éstos ocasionaban se sufra gaban al principio de las arcas del templo, que para tal fin disponían también de las rentas de ciertos legados, cómo por ejemplo las del santuario de Dionisos en Corcira, según reza el documento de donación que nos ha sido conservado. En tales ocasiones se otorgaban también premios en dinero, y entre otros dan fe de que para ello se acuñaban monedas, las dracmas dobles de Metaponto, notables por más de una razón, que llevaban la inscrip ción Acheloos Athlon. Se trataba, pues, de una moneda de premio, que en cierto modo repartía el mismo Aqueloo, en cuyo honor se celebraban los juegos. [23]

10 Acaso deba considerarse la expresión Messe ["misa" y "fe ria", T.] indicio de esta relación entre culto y comercio, ya que sirve para designar lo mismo la operación cultual que el mercado que se celebra en relación con ella, al mismo tiem po y en los mismos lugares. Inconscientemente, algunas insti tuciones dinerarias modernas reproducen también esta rela ción entre el dinero y el culto sacrificial. Por ejemplo, el Banco de Inglaterra se orna en una esquina de su edificio con una representación del templo de la Sibila en Tivoli.

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También en Crotona se celebraban luchas de este tipo, y todos los italiotas se congregaban en las Hereas, en que se distribuían importantes premios. Allí trata ban de competir con los juegos olímpicos.[24] Rituales sacrificiales y juegos solemnes eran las instituciones esenciales del culto, que estaban en el centro de la vida económica de las comunidades antiguas y en ningún caso se pueden atribuir a una superestructura ideoló gica, de la índole que se quiera, sino que eran parte componente de la base material de la misma repro ducción económica. No sólo para una buena cosecha sino también para la prosperidad del comercio y de la vida de la ciudad eran necesarios los sacrificios.

Las relaciones expuestas para la Hera Lakinia entre culto sacrificial y comercio se aplican también a laAfrodita Urania, diosa madre "inmigrada" del Asia Menor y cuyo templo de Egína era un emporio del Mediterráneo. Con ella llegan a Europa el empleo de los metales nobles como medida del valor, y la ciencia de la computación, las pesas y medidas (Curtius). La llamada didracma de Egina, del siglo vi, lleva en una cara una tortuga, con lo que declara que la moneda es propiedad sacra de Afrodita Urania.11Su culto es el vehículo de la actividad mercantil, que se había pro pagado de su cuna del occidente asiático al extender se el comercio a Grecia. Y la evolución de la moneda griega sólo se entiende

11 Es fácil de comprender que fuera consagrada la tortuga a la antigua Afrodita, diosa madre y de la fecundidad, e iden­tificada con ella, si se sabe que la carne y los huevos de tortuga se tenían por afrodisiacos en la Antigüedad. Es pa tente que esta opinión no se limitaba al ámbito mediterráneo. Por ejemplo, los indios mexicanos todavía recomiendan los huevos de tortuga para aumentar el vigor genésico. Y de hecho esta acción afrodisiaca no niega su segundo carácter, de cul tura citadina formada con el desarrollo del comercio. Porque la moneda con el animal que representaba a Afrodita resultó aquí un afrodisiaco sobremanera útil en el comercio y los oficios.

 

 

 

 

 

 

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si reconocemos con diversos nombres y atributos a aquella diosa que naciera en Babilonia y que por Ascalón y Chi pre penetrara en el corazón de las tierras griegas... Fi nalmente pertenece al mismo culto la metalurgia; ya que como las minas de la isla estaban consagradas a la Afro dita chipriota, a la diosa de la naturaleza del Asia Menor siguieron curetes, coribantes y dáctilos. Con estos atribu tos hallamos el culto en Pesino, donde en tiempos de Estrabón todavía quedaban restos de una dinastía jerárquica, y hemos de suponer que otro tanto sucedía con la gran diosa de Sardes. [25]

Según Curtius, los lidios fueron el pueblo más indus trial del Asia Menor, al que se atribuye la invención de la moneda y de los juegos.[26] Estas monedas,, las más antiguas, son de oro fluvial, llevan la imagen del león perteneciente a la "Gran Madre" (Cibeles-Artemisa), y fueron emitidas en su templo, junto al río Pactolo, que arrastraba arenas auríferas. Según estos testimonios, la emisión del primer dinero amonedado está relacionada con Cibeles, la fuerza nutricia de la naturaleza que obra en la humedad, la vida de la ve getación, que alimenta a hombres y bestias, pero tam bién con Cibeles la diosa de la ciudad —representada por lo general con una corona en forma de fortaleza o muro—, acompañada de curetes, coribantes y dácti los, los herreros y artífices del metal, así como con Ci beles la diosa de múltiples pechos de las Amazonas, donde representa la organización matriarcal de la so ciedad.

Naturalmente, la emisión de moneda no siempre ni en todas partes estaba ligada al sacerdocio de los tem plos de divinidades femeninas, aunque la invención de la moneda se atribuya sobre todo a las ciudades alta mente desarrolladas del Asia Menor, y en especial a la capital de los lidios. Sardes, con su "Gran Madre" frigio-lidia, Cibeles-Artemisa.[27] Poco más recientes históricamente son las monedas, conocidas en todo el ámbito del Mediterráneo, de Afrodita Urania, proce-

 

 

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dentes de Egina, que hubieron empero de ceder el lugar sin tardanza en Grecia a las dracmas atenienses (Curtius). Además, casi cada templo local emitía moneda; reinaba una suerte de anarquía monetaria, si bien al gunas ciudades eran grandes emporios y con sus mo nedas dominaban el comercio exterior. Pero muchas monedas delataban directamente con las imágenes acu ñadas la situación social de donde procedían. Porque esas imágenes se relacionan de uno u otro modo con el culto sacrificial: ya sea en los instrumentos del culto, como el trípode o el hacha doble o bipenne (Crotona, Ténedos) o con los animales que se sacrificaban, como el puerco consagrado a Deméter en las monedas de Eleusis.

Mas con esto llegamos ya al final de cierta evolu ción del culto sacrificial. Las monedas indican el trán­sito de una relación material del culto sacrificial a un grado superior de generalidad, de la economía "cul­tual'' a la política. Pero para entender realmente la esencia social-organizadora del dinero es necesario vol ver a la formación de la moneda, también con ante cesores históricos, que no sólo merecen la calificación de dinero sino que por encima de eso manifiestan el sentido económico-organizador del dinero.

La palabra dinero [en alemán, Geld, T.] nace del cul to y se emplea casi exclusivamente en la esfera de lo sacro. El sacrificio a los dioses se llama en alto alemán antiguo y medio gelt, en anglosajón g(i)eld y en gótico gild. Se emplea también la palabra en Vergeltung [re presalia, recompensa, pago, T.], en compensación, abo no o reembolso, en ofrenda o sacrificio, en pago e im puestos, así como en la corporación sacrificial, la Gilde [gremio, T.].[28] Y como entre griegos, romanos, indos y germanos se sacrificaban principalmente reses, en ge neral empleaban para "ganado" y "dinero" las mismas palabras. La res era lo que se presentaba a los dioses como sacrificio. En este sacrificio se expresa una re lación de intercambio primaria, la que se da entre

 

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hombres y dioses y que posibilita toda "vida humana", en todos los sentidos de la expresión.12 Los romanos llamaban a su dinero pecunia (de pecus, ganado), aun que desde tiempo atrás tenían dinero amonedado, lo que recuerda nuevamente el origen de las monedas roma nas, en relación con los sacrificios o las ofrendas. Esta "moneda ganado" era "internacional", y no sólo en Europa y Asia sino también entre los pueblos pastores del África se calculaban las transacciones de intercam bio o trueque en ganado, y así se determinaba también el valor de la novia al comprarla.[29]13 Por eso pudo

12 En el sacrificio, como en su contraparte dialéctica, la ven ganza, se continúa, según Horkheimer y Adorno, la naturaleza irreconciliada dentro de la sociedad humana.

13 "Uno de los hechos más sorprendentes de la cultura cria dora de bovinos en el este africano es que las reses raramente o nunca se matan para fines de alimentación y sólo se con sumen cuando están enfermas o sufrieron una caída. Todavía en los años treinta de nuestro siglo, los habitantes de Ruanda-Urundi preferían pasar hambre antes que matar su ganado. Cuando se observa esta incomprensible conducta se pasa fá cilmente por alto la significación de animal sacrificial que tienen las reses [en relación] con la comida sacrificial ritual que sigue regularmente al sacrificio. La carne de res se con­sumía pues, ante todo, y en cantidades no pequeñas, por ra zones exclusivamente sagradas. Las ocasiones para tales sa­crificios son muy abundantes; en el nacimiento y la muerte, la iniciación y la conclusión del matrimonio se sacrifican reses ritualmente, y la carne la consumen los participantes en la ceremonia, que por lo general son los habitantes del lugar. Cada quien recibe la porción que le corresponde y el resto no repartido se abandona a los perros y las hienas. El carác ter sacro de estas comidas sacrificiales es evidente." [30] Deutsch supone además que el sacrificio de los bovinos ha de consi derarse sustituto de un sacrificio humano del pasado: "Si se recuerda que las zonas de difusión, en África, de los esclavos y las reses como medios de pago, están bien delimitadas en tre sí y que además el sacrificio de esclavos y de reses da lugar a las mismas celebraciones e incluso la misma comida sacrificial, se impone la suposición de que, entre los hamitas, el bovino sustituye a los hombres. Para- el África oriental, el reemplazo de los sacrificios humanos por los de bovinos, aun que raro, está bien documentado; en los pueblos africanos

 

 

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decir Homero que la armadura de Diomedes sólo ha bía costado nueve bueyes pero la de Glauco cien.[34] El principio de intercambio que se desarrolla con el culto sacrificial estaba pues sustancialmente limitado al principio a la esfera de lo sacro, donde había que pagar a los dioses vida, cosechas y riquezas precisa mente con sacrificios; uno les era deudor. Pero después pasaron los conceptos de las formas sacras a las secu larizadas, y en general al comercio de intercambio, que empezaba a desarrollarse con la modificación de la es tructura social.

El que la comunidad antigua se haya concebido a sí misma como comunidad sacrificial se echa de ver en los muchos rituales de sacrificio que eran necesa-

antiguos y occidentales reemplaza a los humanos la cabra o la oveja." [31] Pero como el bovino no es sólo un animal sa crificial sino que al mismo tiempo funge como dinero, jus tifica la relación lingüística, que equipara dinero y ganado. "Las palabras que expresan ganado y fortuna son idénticas ('capital') e incluso en África los animales jóvenes desempe ñan el papel de los réditos. En el préstamo de ganado, muy difundido precisamente para el pago de la novia, los terneros nacidos durante el tiempo del préstamo pertenecen al acree dor, o bien se espera que el deudor entregue animales ma yores o más gordos." [32] Pero el hecho de que el bovino fuera considerado exactamente como un billete de banco se pone de manifiesto en la siguiente conversación con un Wakamba, que comunica Negley Farson: "The agricultural expert of Nakuru... had been down arguing with some of the Wakambas about not keeping their old and diseased cattle. Then one of the Wakambas said to him: 'Listen, Master — here are two pound notes. One is old and wrinkled and ready to tear — this one is a new one. But they are worth a pound, aren't they? Well, it's the same with cows. They are both a cow.'" [33] [El experto agrícola de Nakuru... había estado discutiendo con algunos Wakamba, y diciéndoles que no conservaran su ganado viejo o enfermo. Entonces uno de los Wakamba le dijo: "Mira, señor; aquí hay dos billetes de a libra. Uno de ellos está viejo y arrugado y a punto de despedazarse, y este otro es nuevo. Pero cada uno de ellos vale una libra, ¿no? Pues bien, lo mismo pasa con las vacas. Cada una vale una vaca."]

 

 

 

 

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ríos en las más diversas ocasiones para garantizar la continuidad y bienandanza de la comunidad. Por ejem plo, cuando en Eleusis se sacrificaban lechones para que naciera la siembra, los griegos pensaban que esos sacrificios eran indispensables para la ulterior cosecha. Eran los puercos sagrados de Deméter, sacrificados, los que hacían crecer el trigo, y su sacrificio era por lo tan to la condición necesaria para la alimentación de la comunidad. Garantizaban así la cohesión de la comuni dad y su continuidad.

Pero de modo aún más directo, por comprender fí sicamente a todos los miembros de la comunidad, la comida sacrificial pública que se celebraba en la Gre cia antigua en muchas ocasiones encarnaba la base de la vida social. El gran sacrificio de bovinos con sistía fundamentalmente en un banquete, y el animal a sacrificar se consagraba a los dioses para el ban quete. Puede considerarse prototípico del sacrificio mí tico el preparado por Prometeo para Zeus en Mekone, que al mismo tiempo fundamenta mitológica y existen-cialmente la relación principal, que el mismo Zeus de clara engañosa, en el reparto del asado sacrificial (car ne para los hombres, huesos y grasa para los dioses).[35] "El carácter religioso se conserva sobre todo en las comidas oficiales. La comida se compone de pan y car ne. La carne es el plato más noble, y sólo de él reciben los dioses su parte, no del pan. Por eso sólo la res que se mata para la comida sirve para el sacrificio; esto se expresa claramente en que la matanza o la preparación del bovino, y el acto todo... se designen con la expresión de 'consagrar', 'santificar'. O sea que los dioses reciben su parte de la res. Lo que queda, y naturalmente es la parte principal, se reparte entre quienes asisten a la comida. El reparto es un asunto de la mayor importancia; esto se manifiesta ya en el hecho de que esta comida pública se denomina dais, o sea distribución, y ese nombre se reserva también para la comida pública, mientras que otras comidas tie-

 

 

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nen nombres diversos. Esta comida era un asunto de estado y la operación mas importante era el trinchado del asado sacrificial; porque en el trozo que recibe cada participante se manifiesta la estimación de su valía, o sea que a la jerarquía social corresponde la jerarquía de los trozos del asado; cada quien recibe el trozo que corresponde a Su posición." [36]14

En relación con esto hay que nombrar igualmente los antiguos torneos o luchas, donde el vencedor recibe asimismo una parte del animal sacrificial como premio, que en el curso de la ulterior evolución se reemplazó por una medalla. Estos torneos eran parte esencial de muchos rituales sacrificiales. No estaban, pues, como gustan de afirmar los modernos ideólogos de los en cuentros deportivos por encima de los intereses econó micos, sino que, en razón precisamente de su carácter sacro, tuvieron desde un principio una sustancial im portancia económica.15

14 Este modo de repartir representa una forma primitiva de justicia o derecho, de donde vienen todavía las ideas de jus­ticia de la sociedad actual. Porque la categoría social, y con ella la parte del producto social (asado sacrificial) del par­ticipante, corresponde a lo que éste haya hecho por la cohe sión social, sea ésta lo que sea. Una justicia efectivamente igualitaria, basada en estos modos de distribución, se convierte empero en su contrario. Dicho de otro modo: una justicia verdaderamente igualitaria no se puede imponer sin una jus ticia distributiva igualitaria; pero la justicia distributiva está hasta ahora indisolublemente ligada al rendimiento como a su medida.

15 Agonía son en latín los animales del sacrificio. "Se lla maban agoneses o agonales los Salii Collini, al parecer del Collis Quirinalis, que debe haber llevado el nombre de agonius, como después la Porta Collina llevó la denominación deporta agonensis. De ser ciertos estos datos, esos dos lu gares serían la Colina de los Sacrificios y la Puerta de los Sacrificios, ya que no cabe duda ninguna respecto de la re lación de las palabras agonalis y agonensis con agonium." [37] Esto sólo para demostrar la pertenencia sustancial de los jue gos al culto sacrificial. Además, Huizinga hace derivar la pa labra pretiumdel premio que se ganaba con ocasión de los

 

 

 

 

 

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Finalmente sacrificios y juegos, como todo el culto, datan del culto de los muertos, que junto con las ideas de la reproducción, ligadas a los fenómenos de la muer-

juegos, que en la Edad Media se convierte en precio del mer cado con el pretium justum; también el salario es pretium,salario o recompensa que se da al vencedor, del mismo modo que la palabra inglesa wages, salario, procede sin duda de la esfera de los juegos.[38] Los ludí circenses de los romanos tenían también un marcado carácter sacro. Precedía a los ludíun desfile (pompa circensis) desde el Capitolio hasta el Circo Máximo atravesando toda la ciudad, encabezado por el magistrado que organizaba los juegos, al que seguían las imágenes de los dióses, llevadas en carretas y a veces en hom­bros; a continuación los caballos destinados al certamen y carretas con los luchadores, después los sacerdotes y final mente los animales a sacrificar, los trebejos, etc. Después de haber dado varias vueltas el cortejo en el circo en torno a la spina se llevaba una víctima, y ya podían empezar los jue gos propiamente dichos. [39]

Puede hablarse de una inflación y universalización de los certámenes en relación con el agón griego, pues nada había que no fuera objeto de competencia. "En las cosas más altas como en las más triviales, la agonística tiene igualmente su lugar. Al igual que para el soldado que logra en el combate el primer triunfo o realiza la hazaña más valiente, y que para la junta de ciudadanos que durante el tiempo de su funcionamiento desempeña su labor del modo más equitativo posible, entre los acróbatas también el que más gusto sabe dar a los espectadores, recibe un premio; e incluso se deja que los agonísticos gallos de pelea midan sus fuerzas en un agón regular. Los agones en máximas de sabiduría son un tema predilecto de moralistas posteriores, e incluso cuenta la fábula de un agón entre los profetas Calcas y Mopso. Los acertijos y las competencias retóricas en injurias y en serio son populares en Grecia desde tiempos antiguos. En las oca siones sociales se compite en canciones de mesa, en la solu ción de adivinanzas, en combatir el sueño... Y si en Megara parece haber habido incluso un agón de besos, los muchachos espartanos competían en aguantar sin proferir palabra los dolores corporales." [40] En cada caso las competencias cum plían una importante misión educadora y económica. Nacidas del ritual sacrificial, con su creciente generalización del sacri ficio garantizaban la continuidad económica de la comunidad al expandir la situación de competición en todos los domi-

 

 

 

 

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te y el nacimiento, ahora proyectado sobre la natu raleza, forma la base de la consciencia económica y de la correspondiente praxis de la sociedad antigua. "En el centro están las ofrendas a los muertos; los hombres pensaban antes que nada en seguir atendiendo a sus muertos a la manera de los vivos",[41] escribe Eitrem.

Lo que era originalmente un don muchas veces se en tiende como rechazo. Así también dentro del rito sacrifi cial. .. Por eso se entendían las ceremonias iniciales de los sacrificios como catárticas. Sólo en el culto de los hé roes, que ha conservado el antiquísimo culto de los muertos, se atienen esas ceremonias en gran parte a su carácter original de operaciones sacrificiales independien tes. Naturalmente, como ofrenda a los héroes introducen también con gran frecuencia una celebración sacrificial olímpica; esta división, que en tiempos históricos todavía se puede advertir de muchas maneras, en una parte ctónica y otra que podríamos llamar uránica, se debe con siderar como tase primaria, y la manifestación de las dos partes juntas, en la comida sacrificial estereotipada usual que conocemos por la cultura griega, es la secundaria. [42]

La base social de la reproducción, su medio de vida, no se halla en la naturaleza, por eso el mito la hace proceder, y con ella las formas de la economía antigua, de una occisión ritual. La comida sacrificial que se celebra en lugar del sacrificio a los muertos era ori-

nios comunales. Los agones, como el ritual de los sacrificios, parten de las celebraciones fúnebres y ulteriormente también todos los grandes agones están ligados a los funerales de muer tos ilustres, y la misma oración fúnebre acabó por convertirse en agón. Así resulta motor de esa evolución un conflicto que probablemente data del conflicto entre los sexos que en la noche de los tiempos fundamenta el desarrollo social y desde entonces lo acompaña, y que se ha constituido a partir del cortejo conocido en la naturaleza animal; ese conflicto es re conocido generalmente como la base de la sociedad fundada en el sacrificio en la relación de reproducción que con el concepto de competencia se constituye en sociedad.

 

 

 

 

 

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ginalmente un rito de comunión,[43] que hacía posible sobre todo, como factor de unidad, la cohesión de la sociedad. El sacrificio que se celebra con ocasión de las ceremonias fúnebres es en este contexto fundante de la asociación social, un predecesor temprano del ritual de intercambio encarnado en el dinero.16

La cuestión decisiva para nosotros es ésta: ¿qué carácter formal adquieren el dinero o las formas que lo preceden al aparecer en relación con la comida sa crificial? Laum cita como unidad monetaria griega conocida el "óbolo". Es la misma palabra que designa el asador, y Laum aclara por qué: porque esosobeloi se han hallado en las excavaciones realizadas en tem plos griegos; son delgadas varillas de hierro, y es ló gico suponer que su destino fuese que cada partici pante en una comida sacrificial ensartara en ellos la carne que le había correspondido y la envolviera en harina para asarla al fuego. Esos trozos de carne se empanizaban, y los llamaban pelanos (exactamente la palabra que desiga un asado sacrificial) ; se trataba de trozos de carne con una envoltura de pan. Y señala Laum que el nombre de pelanos, después de la intro ducción de las monedas, se conserva para los pagos de impuestos en dinero, así como el de los óbolos como unidad monetaria sobrevive y no sólo numéricamente en otras unidades monetarias: la dracma ática, que valía seis, significa según la palabra un "puñado" de óbolos. "La moneda aparece, pues, en lugar del asa dor, o sea de una porción de carne en el asador, y 'por derivación recurrente' recibe el nombre de óbo-

16 Autores como Malinowski, Mauss, Lévi-Strauss e incluso Sohn-Rethel, que ven desde diversas posiciones la base eco­nómica de la síntesis social en el ritual de intercambio, son refutados aquí por el mismo material histórico. Porque el ritual del intercambio se revela cu el análisis del material (expuesto en especial en los capítulos 4 y 6 de esta obra) como abstracción de un contexto sacrificial en que se fundan ante todo las relaciones sociales de reproducción.

 

 

 

 

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lo",[44] del mismo modo que después la dracma, "pu ñado" de óbolos, denota, por esta sustancial referencia, su procedencia del ritual sacrificial.17

Pero el dinero amonedado no delata su origen sola mente por su relación verbal y simbólica con el asado sacrificial: los instrumentos del culto destinados a matar el toro, como por ejemplo el hacha bipenne, se en cuentran después también como dinero, y posterior mente pasa su forma a las monedas. Periclito de Té-nedos, por ejemplo, consagraba bipennes en el templo de Delfos, y Fedón de Argos debe haber consagrado óbolos a Hera. Ambos tomaban los instrumentos del culto que circulaban como dinero, o sus representacio nes, y los consagraban en el templo como dinero para darlos junto coíl el dinero amonedado. Por eso el dis tintivo del escudo amonedado de Ténedos era, por ejemplo, el hacha bipenne.[46]

Las imágenes de las monedas antiguas no dejan de recordarnos el culto sacrificial: en las monedas de Eleusis, el puerco del culto de Deméter; [47] en las diadracmas de Eretria (Eubea), la vaca de Hera; [48] en las monedas de Cretona, el trípode con el cáliz de la re ligión de Apolo.[49] O bien el animal emblemático del dios o la diosa señala en las monedas el culto del tem plo o la ciudad que las acuñó: con las abejas recuer da a la Artemisa de Éfeso; [50] con la tortuga ma rina a la Afrodita de Egina[51] o con el buho a la Atenea de Atenas.[52]

Es siempre el culto sacrificial al que deben su ori gen las monedas, y en forma de dinero tienen también la misma función de garantizar la cohesión social que otrora el sacrificio común, de donde proceden. En pri mer lugar, fue aquél el sacrificio de comunión en que

17 Laum también supone que el nombre de la unidad mo netaria romana as oculta una relación con assus asado.[45] Sea o no acertada esta relación, puede suponerse aquí el ori gen de las monedas romanas en el ritual sacrificial y proba blemente también en el asado sacrificial.

 

 

 

 


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los miembros de las tribus de las antiguas sociedades gentilicias se aseguraban de la unión entre ellos y con su dios; el dios mismo era un ser de la misma estirpe que sus adeptos. Por eso era natural que los miembros de la tribu y el dios tribal sellasen y corroborasen su carácter de comunidad reuniéndose de vez en cuando y conservasen su vida comunal con una comida en común.[53]

Este sacrificio, que en el ritual de la matanza del animal sacrificial presenta analogías con la ejecución de miembros de la tribu,[54] no era, en el sacrificio mismo (la ejecución) y en la comida sacrificial (con­sumo colectivo del animal sacrificado), otra cosa que una muerte simbólica y un consumo del dios, encar nado en el animal que le estaba consagrado.[55] Pero así como el dios sacrificado era originalmente una per sona, cada víctima de ese tipo es en el fondo reempla zante de un sacrificio humano. De esta raíz caníbal procede todo ritual sacrificial, trátese del sacrificio de miembros de la tribu, de la muerte ritual de infantes para asegurarse una buena cosecha, como nos ha con servado la tradición en muchos mitos, o de la muerte de individuos ajenos a la tribu con el mismo fin. La relación natural socialmente mediada es siempre la misma: la sociedad necesita un sacrificio para al mis mo tiempo que se reintegra a la naturaleza asegurar su dominio sobre ésta. Cuando se sacrifican los mismos frutos de la naturaleza social, este sacrificio acaba por no bastar, y en su lugar se presentan los productos (como el puerco o el trigo) que deben precisamente su origen al sacrificio humano.18

18 "En los últimos tiempos de la Antigüedad se opinaba en general... que las costumbres culturales más antiguas reque rían un sacrificio humano y que las víctimas animales susti tuían la vida de una persona." [56] "En Egipto, 'el sello con que se marcaban los animales a sacrificar representaba un

 

 

 

 

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Estas víctimas sustitutívas que ocupan el lugar de los hombres, también toman su puesto en la estructura social. Y así se ponen animales en el lugar de los an tepasados; son "animales totémicos", para los que se tiene el mayor respeto: miembros sustitutos de la tribu.

Si los hombres partían de la idea de que tenían la misma sangre que un tipo de animal determinado, cada paso que daban en la manera de pensar sobre sí mismos te nía que repercutir en sus representaciones de los animales sagrados. Desde el momento en que consideraron a su dios el antepasado de su tribu, tenían que ver también en él al antepasado de su animal totémico; y hasta donde podemos ver, lo representaban en forma de animal. El dios animal atraía hacia su persona la adoración de que solía hacerse objeto a todos los animales de la especie totémíca, o cuando menos la adoración que se les dedi­caba se hacía depender del culto al dios. La divinidad representada en forma de animal acaba por transformar se, ya que como ser demoniaco tiene muchas propiedades humanas, en un dios antropomorfo, y sus relaciones con los animales desaparecen casi por completo.[58]

El hecho de que el sacrificio de anímales sustituyera a los sacrificios humanos no quiere decir que éstos desaparecieran para siempre; podía volver sobre todo en un nivel superior de la organización social (como en los sacrificios humanos de los antiguos, entre los cel tas, o en México), y otra vez ser sustituido por el sa crificio de animales. Si el animal se entiende ante todo como encarnación del antepasado primigenio, apa rece ahora subordinado como el animal favorito del dios o de la diosa.

hombre arrodillado, con las manos amarradas a la espalda y sujeto a un poste, y con el cuchillo en la garganta'. De ahí procede el dicho de que el animal es el representante de la persona; el sello proporciona el enlace entre la víctima origi nal y su reemplazante. La misma idea está en la base de las más antiguas imágenes de las monedas."[57]

 

 

 

 

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Con la aparición de la víctima sustitutíva empieza la formación de estructuras sociales de clase, aunque la clase gobernante al principio se limite todavía al sacer docio en la organización tribal. Simultáneamente, la víctima misma es objeto de abstracciones que sientan las premisas de la comunicación dineraria que después se desarrollará. Porque no es ya sacrificado un animal como representante de los sacerdotes, los muchachos o el dios, sino que los óbolos sustituyen al animal y sien­tan así las premisas de la aparición de formas gene rales de intercambio sobre la base de la relación social del sacrificio. Los requisitos de éste, como el hacha y el trípode, adquieren la función de sustitutos en la generalización del sacrificio en el intercambio, como por ejemplo las vacas votivas manejadas por los fun cionarios del templo, que representan el sacrificio di rectamente en los ámbitos del templo.

Las monedas antiguas han de interpretarse sobre el trasfondo de su función económica de sustitutos de una víctima; simbolizan, como los representados en las mo nedas, los animales consagrados a los dioses, que por lo general proceden de los animales totémicos de los remotos antepasados. El sacrificio primario experimen ta, con el desarrollo del culto sacrificial, una genera lización en el trueque que en cierto sentido ha de com prenderse como sacrificio sustitutívo. La relación men cionada entre misa y mercado indica su origen común:

el culto sacrificial. Las relaciones entre sacrificio y trueque son empero tan estrechas que se puede inter­pretar el trueque como sacrificio a la inversa, el sa crificio como trueque. Pero el punto de partida sustan­cial es el sacrificio y no el trueque, que como abs tracción del sacrificio señala su generalidad.

Los bienes dejados al templo como sacrificio son es tipulados, determinados en el fondo por el tótem u otro sustituto de las víctimas humanas, y sólo ellos deben ser presentados como víctimas, así como los sustitutos siempre remiten a la misma víctima. Pero con el des-

 

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arrollo del culto por los sustitutos de las víctimas, y es pecialmente la supresión de los sacrificios humanos, y el consiguiente nacimiento de una clase de funciona rios del culto, empieza el comercio propiamente dicho. Porque a los dioses les queda sólo una parte poco va liosa del sacrificio,19 y lo demás le queda al personal del culto. Así empezaron ya, sobre la base del sacrificio en especie, a acumular los mismos bienes las autori dades del templo y con ello hicieron inevitablemente que el santuario se convirtiera en el germen del co mercio. Los sacerdotes eran ya en tiempos de Homero gente rica, que a veces vivían de sus rentas y debido a las elevadas ganancias económicas, podían arrendar su cargo sacerdotal. En aquel tiempo eran los templos de oriente, con sus inmensas existencias de mercade rías, de diezmos y donaciones de ofrendas, las centrales comerciales que monopolizaban toda la, circulación dineraria, y a manera de grandes instituciones bancarias concedían préstamos y daban hipotecas.[59] El precur sor histórico y la sustancia material de esta circulación de dinero es empero el sacrificio u ofrenda, que por su parte procede de la comida totémica.

Sobre esta base de la síntesis social en el contexto sacrificial se levanta una superestructura que, libre en apariencia del contexto sacrificial, le está vinculada em pero porque lo reproduce como su abstracción. Así como el intercambio ha de comprenderse como secu larización del sacrificio,[60] es secularizado nuevamente en abstracciones de intercambio que encarnan la mis ma relación natural, socialmente mediada, que el sacri ficio mismo. Y tampoco hacen cesar la cohesión social constituida por el sacrificio, al contrario: en virtud de su mito original la disimulan y afirman más bien.

19 Hesiodo (Teogonia, 536-560) describe cómo el astuto Pro meteo engañó a los dioses con los huesos del animal sacri­ficado; esto significa que los griegos entendieron siempre el sacrificio como la base del contexto social reproductivo.

 

 

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Entre los elementos de la abstracción del intercambio hay empero uno que en la relación comercial del intercambio de mercancías no es meramente abstractificado sino real mente creado. Es el postulado de la igualdad del inter cambio y la abstracción que lo acompaña, de cantidad pura (innominada), que proporciona la base para el pen samiento matemático independiente. La matemática pura es una creación libre fundada en la abstracción del true que y su reflexión.[61]

Pero no existe separada de la sociedad sintetizada por el trueque o el sacrificio sino que inconscientemente perpetúa esta base en forma reprimida. Otro tanto su cede con la lógica, cuya falta de cualidad, que hace comparable todo con todo, se basa tan sólo en una abstracción de intercambio. Por eso pudo decir Marx que la lógica es el dinero del espíritu.[62]

Así como la lógica armoniza la relación social sa crificial, las armonías de la lira órfica en el trasfondo del mito delatan los fundamentos de la síntesis social. Según Bacon, de las armonías de la lira órfica brota la civilización; del mismo instrumento que crea según la concepción griega las armonías de la filosofía platóni-ca.[63] Estas armonías expresan un intento fracasado, encarnado en el héroe Orfeo y su destino, de concilia ción con las fuerzas de la naturaleza. "El tañido de su lira hace juntarse animales, árboles y piedras",[64] con lo que somete a la naturaleza al poder ordenador de las relaciones sociales de reproducción y hace que "las asambleas de los pueblos formen una sola"..., que acepten las leyes, que respeten la autoridad del gobierno, que olviden los afectos no domados y pres ten atención a las reglas de la educación: "con lo que poco después se edifican casas, se fundan ciudades y se plantan árboles en campos y jardines". Todo esto es obra de Orfeo.[65]

Su destino representa las tendencias contradictorias de

 

 

 

 

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esa cultura. Aunque los tañidos de su lira dieran ori gen a la civilización occidental, ésta siempre está en peligro de ser destrozada por la rebelión de las fuerzas reprimidas de la naturaleza, de las cuales vive. Por eso su actividad cultural es menos conciliación con la natu raleza que abstracción de la naturaleza oprimida. Su cabeza cortada entona todavía el cantar de la conci liación no lograda, que repite todo canto de esta cultura. Por otra parte, Orfeo, cuyos huesos juntaron las musas, también fue identificado con el dios al que se opone (semejante en esto a Penteo, el perseguidor de Dionisos, víctima de Dionisos y el "varón de do lores" dionisiaco)[66] en su aspecto sacrificial.

La represión de la relación sacrificial hizo a los adep tos de Orfeo privarse de todos los placeres de la carne, como nos informa Platón de la vida órfica. Pitágoras había penetrado el aspecto canibalesco del banquete sacrificial de los griegos antiguos 20 y en ello funda su rechazo del consumo de carne, que de todos modos no cesa sino más bien se reproduce en un grado más abstracto en el sacrificio de la relación natural social mente mediada. Porque los pitagóricos estaban llenos precisamente del afán apolíneo de pureza que encar naba Orfeo con las armonías de su lira; pero si el juego órfico es todavía mito, la doctrina pitagórica es ya su secularización: abstracción del intercambio en su for ma más pura.

La religión apolínea de los pitagóricos estaba relacio nada con algo supraanímico, en el sentido de "lo que está por encima de la vida". En la esfera de lo humano, la religión de Apolo significó para el mundo helénico la necesidad inditerenciada de pureza que afectaba a la exis tencia entera. En la esfera de lo divino significaba la rea lización de la suprema necesidad de pureza, con la que están relacionadas las purificaciones y expiaciones religio-

20 "Los infelices hombres no saben que sus padres, madres e hijos los sacrifican y consumen su carne." [67]

 

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sas solamente como formas de expresión corporales-anímicas: una claridad y simplicidad que es propia del uni verso puro de armonía de los números. [68]

Este universo puro de armonía de los números, para el que todas las cualidades son indiferentes, formó el punto de partida de la doctrina pitagórica, su mito original, y es todavía el grado de abstracción el que unifica las ciencias naturales.

 

 

 

 

 

 

 

NOTAS

 

[I] Walter Buchowiecki, Handbuch der Kirchen RomsViena, 1970. t. 2, p. 479.

[2] Haug, "Juno"Paulys Realencyclopadie der classischen Altertumswissenschaften [== RE], t. 10, 1, Stuttgart, 1918, col. 1118.

[3] Wilhelm GerloffDie Entstechung des Geldes und die Anfänge des Geldwesens, Francfort del Meno, 1947, p. 80.

[4] H. Le Bonniec, "Moneta"Lexikon der Alten WeltZürich-Stuttgart, 1965, col. 1986.

[5] Haug, "Juno", RE, col. 1118.

[6j Haug, "Juno", RE, col. 1116.

[7] Haug, "Juno", RE, col. 1117.

[8] K. Regling, "Münzwesen", RE, t. 16, 1, Stuttgart, 1933, cols. 457-491.

[9] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter der griechíschen Münzen", Monatsberichte der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften zu Berlín (aus dem Jahre 1869)Berlín, 1870.

[10] Bernhard Laum, Heiliges Geld, Tubinga, 1924.

[11] Erika Simon, Die Götter der Griechen, Munich, 1969, p. 47.

[12] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter...", cit., p. 474.

[13] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter...", pp. 473-474.

[14] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter...", pp. 472-473.

[15] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter...", p. 473.

[16] Erika Simon, Die Gotter..., cit., p. 36.

[17] Erika Simon, Die Götter..., p. 40.

[18] Cf. Robert v. Ranke-Graves, Griechische Mythologie, Reinbek, 1955, t. 1, p. 42. [En la edición original (R. Gra ves,The Greek Myths, Penguin Books, 1957) sólo encon tramos: "Rhea's name is probably a variant of Era, 'earth' " (p. 43), y "Hera’s name, usually taken to be a Greek word for 'lady’, may represent an original Herwã ('protectress')" (p.51).E.]

[19] Jane Ellen Harrison, Mythology, Nueva York y Burlingame, 1963, pp. 68-69.

[20] Erika Simon, Die Götter..., cit., pp. 39-40.

[21] Cf. Haug, "Hera", RE, t. 8, 1, Stuttgart, 1912, col. 386.

[22] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter..., cit; pp. 466467.

[23] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter...", pp. 468-469.

[24] Cf. Haug, "Hera", col. 381.

[25] Ernst Curtius, "Der religiöse Charakter...", pp. 476-477.

[26] Herodoto, Los nueve libros de la historia.... i, 94.

[27] Cf. Herodoto, Los nueve libros..., i, 94.

[28] Cf. Friedrich Kluge, Etymologisches Wörterbuch der deutschen Sprache, Berlín, 1960, s.v. "Geld" y "Gílde", y Bernhard Laum, Heiliges Geld, p. 39.

[29] Cf. Bernhard Laum, Viehgeld und Viehkapital in den asiatisch-afrikanischen Hirtenkulturen, Tubinga, 1965.

[30] Jürgen Deutsch, Die Zahlungsmittel der Naturvölker in Afrika, Marburgo-Lahn, 1957, p. 26.

[31] Jürgen Deutsch, Die Zahlungsmittel..., p. 27.

[32] Jürgen Deutsch, Die Zahlungsmittel..., p. 29.

[33] Negley Farson, Behind God's Back, Londres, 1940, cit. en Paul Einzig, Primitive Money, Oxford, 1966, p. 117.

[34] Cf., supra, cap. 1, n. [12].

[35] Cf. Hesiodo, Teogonía, 536-551.

[36] Bernhard Laum, Heiliges Geld, p. 46.

[37] Wissowa, "Agonenses". RE, t. 1, 1, Stuttgart, 1893, col. 836.

[38] Cf. Johan Huizinga, Homo ludens, Colonia, pp. 39ss.

[39] Cf. Johan Huizinga, Homo ludens, p. 121.

[40] Reisch, "Agones", RE, t. 1, 1, Stuttgart, 1893, col. 837.

[41] Samson Eitrem, Opferritus und Voropfer der Griechen und Römer, Cristianía, 1915, p. 3.

[42] Samson Eitrem, Opferritus..., p. 3.

[43] Gf. Ludwig Ziehen, "Opfer", RE, t. 18, 1, Stuttgart, 1939, col. 625.

[44] Bernhard Laum, Heiliges Geld, cit., p. 114.

[45] Gf. Bernhard Laum, Heiliges Geld, p. 117.

[46] British Museum, Department of Coins and Medals, III, A, 29.

[47] British Museum, Department of Coins and Medals, IV, B, 18.

[48] Friedrich Imhoof-Blumer y Otto Keller, Tier- und Pflanzenbilder auf Münzen und Gemmen des klassischen Altertums, Hildesheim. 1972, lám. III, fig. 38.

[49] British Museum, Department of Coins and Medals, I, c, 14/15/16.

[50] British Museum, Department of Coins and Medals, III. A, 34/35.

[51] British Museum, Department of Coins and Medals, I, B37.

[52] British Museum Department of Coins and Medals, IV, B, 17.

[53] W. Robertson Smith, The Religion of the Semites, Nueva York, Meridian Books, 1956, p. 275.

[54] Cf. W. Robertson Smith, The Religion..., p. 285.

[55] British Museum, Department of Coins and Medals, pp. 125ss.

[56] W. Robertson Smith, The Religion..., cit., p. 361.

[57] Bernhard Laum, Heiliges Geld, p. 146, y en A. Stöckl, Das Opfer, p. 179.

[58] W. Robertson Smith, The Religion..., cit., p. 443.

[59] Cf. Bernhard Laum, Heiliges Geid, p. 103.

[60] Cf. Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialektik der Aufklärung, Amsterdam, 1947, p. 65.

[61] Alfred Sohn-Rethel, Geistige und körperliche Arbeit, Francfort del Meno, 1970, p. 79.

[62] Cf. Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, en Marx-EngeIs, Escritos económicos varios, México,Grijalbo, 1962, p. 111.

[63] Cf. Klaus Heinrich, "Mytheninterpretation bei Francis Bacon", en Parmenides und Jona, Francfort del Meno» 1966, pp. 44ss.

[64] Klaus Heinrich, Mytheninterpretation..., p. 45.

[65] Klaus Heinrich, Mytheninterpretation..., p. 45.

[66] Cf. Karl Kerényi, "Die Bacchantinnen des Eurípides", en Griechische Miniaturen, Zurich, 1957.

[67] Karl Kerényi, "Pythagoras und Orpheus"; en Humanistische Seelenforschung, Munich-Viena, 1966, p. 48.

[68] Karl Kerényi, "Pythagoras und...", p. 37.